Julián Alonso Martín
(Jaque 41)
Antes
al contrario, podemos encontrar variadas razones para recordar a estos
personajes de vez en cuando. En primer lugar porque, gracias a ellos, otros alcanzaron su contacto con el
triunfo y después, acaso, con la fama. Constituyen mayoría: hay más variedad en
los nombres de los que han de ceder el punto de la partida que en los de aquellos que se lo anotan. La victoria
cae del lado de unos pocos; la derrota es patrimonio de una multitud. Tampoco
deberíamos olvidar que, por muy “malos” que fueran sus resultados deportivos,
siempre hubo ocasiones donde consiguieron imponerse a algún adversario que se
mostró inferior... y entonces fueron ellos los triunfadores.
Conozco
un caso (lo conoce todo el mundo) en el que, sin embargo, todas las partidas disputadas por un mismo
jugador merecieron idéntico resultado negativo en la cuenta de puntuaciones. El
coronel Moreau perdió todos los encuentros que disputó en el
torneo de Montecarlo 1903 y no se conoce de él ninguna otra actuación. En la
tabla de clasificación de aquel importante torneo a doble vuelta (que ganara
Tarrasch, seguido de Maroczy, Pillsbury, Schlechter, Teichman, etc; y donde
Reggio, penúltimo, sumara 7 puntos y medio) aparece, al final de la misma y en
las casillas de Moreau, una larga y monótona serie de “ceros” hasta completar
la cifra de 26, que expresa la totalidad de las partidas que había de jugar
cada contendiente. El coronel Moreau es un perfecto desconocido cuya inclusión
en la nómina de participantes ha tratado de ser aclarada por diversos
investigadores sin que, hasta hoy, se haya conseguido algo definitivo. La
versión más verosímil apunta a una especie de “pago de favor” al hoy célebre
coronel –probablemente un oficial retirado del ejército francés que hubiera
hecho fortuna en los negocios o acaso también, en la ruleta del casino- por su
contribución a la financiación necesaria para celebrar el evento. Su aportación
financiera pudo ser importante; pero -resulta evidente-, la calidad del juego que podía desplegar no estaba a la
altura de las exigencias de un torneo de tal categoría. No nos consta, sin
embargo, que perdiera sin jugarla ninguna partida... Y este es un mérito que
muy pocos pueden exhibir: presentarse todos los días ante el tablero para
recibir la correspondiente derrota, nos exime de la tarea de buscar más razones
para considerar a Moreau, un “perdedor ejemplar”.
Por
voluminoso que nos parezca el resultado del coronel Moreau, no es el mayor de
los registrados en una tabla de puntuaciones. El récord está situado en 31
partidas perdidas ¡en un solo torneo!. Sucedió en Nueva York en 1889 al término
del 6º Congreso del Ajedrez Americano en el que participaron 20 maestros que se
midieron a doble vuelta, es decir, disputando 38 partidas cada uno. Nicholas Menelaus McLeod (1870-1965) , que ocupó el último lugar de la
tabla, consiguió una “hazaña” no superada todavía. Se trataba de un joven
canadiense (nacido en Quebec) quien, al comienzo del torneo, había manifestado
que se consideraría satisfecho si ganaba una sola partida. Su alegría debió de
ser grande, pues se llevó 6 victorias y aún consiguió unas tablas. Así que, en
esta ocasión, “el más grande perdedor”
obtuvo ya, junto al record de derrotas, algunas compensaciones en forma
de victoria... Le quedaban muchos años y oportunidades por delante (murió en
EE.UU. después de cumplidos los 95) para atenuar sus amarguras. Tres años más
tarde se sentaba ante el tablero para enfrentarse a Em. Lasker en una sesión de
simultáneas que el futuro campeón mundial ofrecía, precisamente, en Quebec.
Después de la jugada 57 de las blancas, el tablero mostraba la siguiente
posición:
(El
final puede verse en las páginas de esta misma Sección del nº 12 de la Revista). Lasker, que
alcanzó el trono ajedrecístico en mayo de 1894, sufrió probablemente entonces
la más humillante derrota de toda su carrera.
En
el Congreso del Ajedrez Americano (Nueva York 1889) que hemos mencionado más
arriba encontramos a otro invitado a esta “mesa de perdedores”... El premio de
Belleza, 50 dólares, fue a parar a las manos de Pollock por su victoria ante
Weiss. Pero, en opinión de algunos autores, tan preciada distinción le fue
escamoteada al ganador de la siguiente partida:
Showalter,J - Gossip,G
USA–06.Congreso. New York, 1889
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.d4
exd4 4.¤xd4 ¤f6 5.¤xc6 bxc6 6.¥d3 d5 Como ocurre en
la mayor parte de las aperturas de Peón de Rey, el avance del peón de Dama
puede producir la liberación de las
piezas negras, si se efectúa en el momento adecuado. 7.e5
¤g4 8.0–0 Después de 8.¥f4 ¥c5 9.0–0
g5 , las negras también quedarían mejor. 8...¥c5
9.¥f4 g5 10.¥d2 ¤xe5 11.¦e1 £e7 12.¤c3 ¥d7 13.£h5 0–0–0! Devolviendo el
peón pero abriendo la columna de Caballo
de Rey 14.¥xg5 f6 15.¥h4 £g7 16.¥a6+ ¢b8
17.¥g3 ¦hg8 18.£d1 ¤g4 19.¥f1 ¤e5 20.b4 ¥g4 21.£b1 ¥d4 22.£b3 h5! 23.¦ab1
[Event "USA-06.Congress"]
[Site "New York"]
[Date "1889.??.??"]
[Round "5"]
[White "Showalter, Jackson Whipps"]
[Black "Gossip, George Hatfeild"]
[Result "0-1"]
[ECO "C45"]
[Annotator "JP41_02"]
[PlyCount "58"]
[EventDate "1889.??.??"]
[EventType "tourn"]
[EventRounds "38"]
[EventCountry "USA"]
[Source "ChessBase"]
[SourceDate "1999.07.01"]
1. e4 e5 2. Nf3 Nc6 3. d4 exd4 4. Nxd4 Nf6 5. Nxc6 bxc6 6. Bd3 d5 7. e5 Ng4 8.
O-O Bc5 9. Bf4 g5 10. Bd2 Nxe5 11. Re1 Qe7 12. Nc3 Bd7 13. Qh5 O-O-O 14. Bxg5
f6 15. Bh4 Qg7 16. Ba6+ Kb8 17. Bg3 Rhg8 18. Qd1 Ng4 19. Bf1 Ne5 20. b4 Bg4 21.
Qb1 Bd4 22. Qb3 h5 23. Rab1 {Diagrama [#]} h4 24. Bxh4 Nf3+ 25. gxf3 Bxf3+ 26.
Bg3 Qxg3+ 27. hxg3 Rxg3+ 28. Kh2 Bxf2 29. Bh3 Rxh3+ 0-1
“Un ejemplo entre los más hermosos de juego de
sacrificio que se conocen. Mr. Gossip merece la más alta consideración por el
ingenio y la profundidad de la combinación desplegada en esta partida”,
escribió Steinitz en el libro del torneo. Aún así, no fue suficiente para
hacerle merecedor del Premio que se concedía a la más bella... Y es que George Hatfield Dingley Gossip (1841-1907) puede reclamar un puesto de privilegio
entre los “grandes perdedores”. Parecía señalado por el dedo del destino para
ocupar el último puesto de los torneos en que participaba. Así sucedió en
Breslau 1889 (+0, =6, -11), Manchester 1890 (+1, =6, -12) y Nueva York 1893, un
torneo donde el gran Lasker anotó 13 puntos (100%) y Gossip solamente 2 y
medio. En otras competiciones no se le vio tan “abajo” de la tabla. Sus
resultados (+11, =5, -22) en Nueva York 1889 fueron, en mi opinión, más que
aceptables si se considera la fuerza de los adversarios, aunque no le sirvieran
más que para ocupar el 18º puesto entre los 20 concursantes. (Los vencedores
fueron Chigorin y Weiss; aquél con 2 tablas y 27 victorias, estableció un record, -que todavía
persiste-, con el mayor número de partidas ganadas en un solo torneo).
![]() | |||||
G.H.D. Gossip |
Americano
de nacimiento (Nueva York, 1841) G.H.D. Gossip se trasladó, siendo
aún muy joven, a Gran Bretaña. En 1864 frecuentaba los círculos de
ajedrez de Londres, donde adquirió cierta notoriedad. En 1872,
invitado a un torneo que se celebró en el Crystal Palace, perdió
todos sus encuentros salvo la victoria que obtuvo sobre quien luego
sería el último clasificado, el Mayor W. Martin, que no consiguió
puntuar. No sabemos si en ello influía su nombre (gossip
= chismoso) pero
parecía tener una
habilidad especial para hacerse enemigos. Con la publicación de “The
Chessplayer´s Manual”, en
1874, produjo un auténtico revuelo. El tratado, de 900 páginas, que
se ofrecía como una “completa guía para jugar al ajedrez”,
ignoraba por completo los finales de juego. El capítulo de “Partidas
ilustrativas” contenía treinta y nueve partidas del autor, de las
cuales veintisiete resultaban ganadas por él... Llovieron las
críticas, se irritaron los colegas y se agriaron sus relaciones con
ellos.
En
G.B. residió hasta 1884, fecha en la que emigró a Australia, aunque
desde allí viajara luego a Europa y América para jugar torneos.
Sacó a la luz, en 1891, una segunda edición revisada de su “Theory
of the Chess Openings” con
el propósito de “corregir muchos de los errores que contienen los
manuales o cometen otros autores” ... que no sirvió, lógicamente,
para aumentar el aprecio que en el mundo del ajedrez sentían por él.
En 1893 regresó a los EE.UU, pasando el año siguiente a residir en
Montreal. Su vida se apagó en Inglaterra un día del mes de mayo de
1907. Con el paso del tiempo, una oscura leyenda se fue formando a su
alrededor y hoy es difícil pronunciarse sobre la auténtica valía
de este indudable “perdedor”.
En
el torneo de Manchester 1890, donde Gossip ocupó la última posición
de la tabla, participaba también otro de nuestros “invitados”
que, por cierto, ganó la partida que disputaron. Se trataba de
James Mortimer
(1833-1911).
Comediógrafo,
diplomático, periodista..., conocía de memoria las Sagradas
Escrituras, muchas escenas de la obra de Shakespeare y otros textos
literarios enteros. En Londres, donde residió muchos años, llegaron
a producirse hasta treinta obras teatrales suyas, representadas con
notable éxito.
Nacido
en Richmond (Virginia) era guardamarina de la U.S. Navy cuando fue
enviado a París como empleado del Servicio Diplomático (1855-1860)
y recibió por su trabajo la Cruz de la Legión de Honor de manos del
emperador Napoleón III. Permaneció en la capital francesa
ejerciendo el periodismo hasta 1870. Al finalizar la guerra
franco-prusiana (Batalla de Sedán = 1 de septiembre de 1870) se
desplazó a Inglaterra donde pasó el resto de su vida. En la capital
del Támesis llegó a ser propietario de un periódico, “FÍGARO”,
que
dejó de publicarse cuando Mortimer ingresó en prisión por negarse
a revelar la identidad del autor de un artículo aparecido en el
periódico, considerado libelo por las autoridades inglesas.
![]() |
James Mortimer |
En
la prisión de Holloway jugó ajedrez con otros internos. Se
conserva, al menos, una partida que ganó obligándose a dar mate con
el peón f.
Fuera
de allí nunca alcanzó un primer premio, ni siquiera en un torneo de
mediano calibre: en sus actuaciones, las derrotas superaron
ampliamente a las victorias. En Londres 1883, un torneo que ganó
Zukertort, fue el 13º de una nómina de 14 jugadores con 23 “ceros”
y 3 victorias, una de ellas sobre el líder de la competición...
(aunque esto sucediera cuando ya Zukertort había ganado el torneo y
estaba muy enfermo). Tres años más tarde, en la misma ciudad, otro
torneo le dejó el siguiente resultado:-8,=0,+4. Sus “ceros” (10)
también duplicaron el número de partidas ganadas, en el 4º
Congreso del Ajedrez Británico, Bradford 1888. Le contamos en la
tabla de clasificación 14 derrotas y 2 victorias en el torneo de
París de 1900; pero también “colaboró” con Chigorin para que
éste obtuviera el Premio de Belleza.
Mortimer disputó, en los
primeros años del siglo XX, 3 matches en Londres y no ganó ni una
sola partida de las 16 que jugó. Con Marshall se enfrentó dos veces
(en 1903 y 1905) y perdió en ambas ocasiones por el mismo resultado
de 4 a 0, sin tablas; y Leonhardt le ganó por 5 a 0 con 3 tablas.
Contaba ya 68 años cuando volvió a aparecer en el último lugar
(con -19, +1) del formidable torneo de Montecarlo 1902, que ganó
Maroczy. Cinco años después, participó como invitado en el Grupo
de Maestros del torneo de Ostende y ¡otra vez! ocupó la última
posición de los 29 participantes sumando 22 derrotas; pero en este,
su postrer torneo, alcanzó el mayor momento de gloria pues,
cumplidos los 74 años, consiguió batir a Tartakower (entonces con
20) a Znosko-Borowsky (con 23) y a Blackburne que ya contaba 66.
Mientras cubría el reportaje del gran Torneo de San Sebastián 1911,
falleció a consecuencia de una neumonía.
De los jugadores que triunfan,
de los que se suben a los primeros lugares de la tabla de
clasificación, se ocupan los cronistas, escriben artículos sobre
ellos; los aficionados reproducen y coleccionan sus partidas; las
publicaciones ofrecen sus datos biográficos,... De los que pierden,
sin embargo, se dicen, se escriben y se conservan muy pocas cosas...
Para
cerrar este justo recordatorio, nos ocupamos ahora de un jugador al
que podíamos calificar como “el más gentil perdedor” de
partidas brillantes. Su nombre, John
William Schulten,
es casi lo único que de él conocemos con certeza pues poco ha
quedado guardado, en la literatura de nuestro juego, sobre la vida y
los rasgos de personalidad de tan elegante aficionado. Por el
contrario, son muchas las partidas perdidas por él que se conservan,
ya que “se las arregló” para terminar brillantemente derrotado
por los mejores jugadores de su tiempo con los cuales se enfrentó,
en repetidas ocasiones, durante sus muy frecuentes viajes.
De orígen germánico,
emigró a EE.UU. en una fecha que no ha podido determinarse... pero
se sabe que, en 1841, disputó en Nueva Orleans dos matches con otro
emigrado, Eugene Rousseau, de la misma familia francesa que el
filósofo -que también jugaba al ajedrez- Jean Jacques Rousseau
(1712-78), venciendo en el primero por 11 a 10 y perdiendo el segundo
por 7 a 4, en ambos casos sin tablas. Lo que sigue es el final de uno
de sus enfrentamientos:
|
[Event "Nueva Orleans"]
[Site "?"]
[Date "1844.??.??"]
[Round "?"]
[White "Schulten"]
[Black "Rousseau"]
[Result "0-1"]
[Annotator "JP41_03"]
[SetUp "1"]
[FEN "5R2/p1pk2Bp/8/1p6/4r2p/KP1n2P1/P1b4P/5R2 w - - 0 0"]
[PlyCount "4"]
{Diagrama [#]} {La partida está, más o menos igualada: nada hace presagiar que,
en dos jugadas las negras darán un mate espectacular...con la colaboración,
claro está, de Schulten que parece querer "ayudar" en el empeño. Después del
error tremendo :} 1. R8f5 $4 {las negras resolvieron con brillantez:} Ra4+ $3
2. bxa4 b4# 0-1
John W. Schulten se dedicaba
al negocio de los vinos y, a causa de sus actividades comerciales,
cruzaba el Atlántico al menos una vez por año. Esto le permitía
visitar ciudades europeas como Londres, París, Berlín,... y su
enorme afición hacía el resto: buscaba los lugares donde se reunían
los ajedrecistas de aquel tiempo y, además de la charla, disputaba
con ellos –nadie, parece, rechazaba su invitación- innumerables
partidas que, casi siempre y sin desmayo, terminaba perdiendo. El año
1842, en el parisino Café de la Regencia, St. Amant lo vapuleó (11
a 1) sin contemplaciones. Más discreto fue el resultado (+1,=2,-2)
obtenido con Deschapelles, que ya contaba 62 años de edad. L. de
Labourdonnais y Arnous de Rivière también le dieron alguna
oportunidad...
[Event "London"]
[Site "London"]
[Date "1846.??.??"]
[Round "?"]
[White "Schulten, John William"]
[Black "Horwitz, Bernhard"]
[Result "0-1"]
[ECO "C27"]
[Annotator "JP41_04"]
[PlyCount "34"]
[EventDate "1846.??.??"]
[EventType "game"]
[EventCountry "ENG"]
[Source "ChessBase"]
[SourceDate "2009.11.30"]
1. e4 e5 2. Bc4 Nf6 3. Nc3 (3. d3 $142) (3. d4) 3... b5 $6 (3... Nxe4 $142) 4.
Bxb5 Bc5 5. d3 (5. Nf3 $142) 5... c6 6. Bc4 Qb6 7. Qe2 (7. Qd2 $5 {/\Na4}) 7...
d5 $1 8. exd5 O-O 9. Ne4 $2 (9. Nf3 $142) 9... Nxe4 10. dxe4 Bxf2+ 11. Qxf2
Qb4+ 12. Bd2 Qxc4 13. Qf3 f5 14. exf5 Bxf5 {Diagrama [#]} 15. Qb3 {Proponiendo
el cambio de Damas sin sospechar siquiera lo que le reservaba su adversario:} (
15. Qe2) 15... Qf1+ $3 16. Kxf1 Bd3+ 17. Ke1 Rf1# {Un remate casi idéntico al
que años más tarde haría famoso el encuentro Reti-Tartakower, jugado en un
café de Viena en 1910} 0-1
En otro de sus viajes, el año
1850, Th. von Heydebrand le ganó por 4 a 1 en Frankfurt.
No se tienen noticias de
que Schulten participase alguna vez en una competición con el
formato de torneo. El año 1851 inaugura, en la historia del Ajedrez,
la época de los grandes torneos. Londres, en tiempos de su
Exposición Universal, presenció la consagración de Adolfo
Anderssen como “rey del tablero”.
El primer Congreso del
Ajedrez Americano, celebrado en Nueva York entre el 6 de octubre y el
10 de noviembre de 1857, dio a Morphy –como todos saben- el
“espaldarazo” a su creciente habilidad en el juego y le abrió el
deseo de saltar a Europa para medirse con los maestros del
Continente. Además de las partidas oficiales del Congreso, el genio
americano se “entretuvo” jugando partidas amistosas casi todos
los días. Y Schulten, (que “dormía y soñaba con el ajedrez”,
según un contemporáneo) también estaba allí, ¡ganando a Morphy
en una ocasión!... aunque tuviera que rendir su Rey 23 veces.
Morphy vino luego a
Europa... Y en 1858 estaba disputando con Anderssen un match en
París... Según se ha contado, un día que Morphy no pudo jugar la
correspondiente partida de este match por culpa de una gripe
inoportuna, los asiduos del Café de la Regencia pudieron ver al gran
Anderssen jugando sin descanso–y ganando, claro- con el comerciante
de vinos...
En el enfrentamiento más
encarnizado, tan singular personaje tuvo a L. Kieseritzky (el
perdedor de la Inmortal) como adversario. En el año 1850, estos dos
titanes sostuvieron 151 partidas uno frente al otro y, como casi
siempre, Schulten resultó derrotado en el cómputo definitivo: 34
victorias, 107 derrotas y 10 tablas. En alguna de sus “peleas”
permitió a su rival el siguiente lucimiento:
[Event "?"]
[Site "?"]
[Date "1850.??.??"]
[Round "?"]
[White "Schulten"]
[Black "Kieseritzky"]
[Result "0-1"]
[Annotator "Angel"]
[SetUp "1"]
[FEN "N1bk3r/p5pp/3b1p2/3B4/3nP1nq/3P1p1N/PPP3PP/R1B1QK1R b - - 0 1"]
[PlyCount "9"]
{Tras De1? No ha visto la brillante combinación, con sacrificio de Dama, que
le han preparado:} 1... fxg2+ 2. Kxg2 Qxh3+ 3. Kxh3 Ne3+ 4. Kh4 Nf3+ 5. Kh5
Bg4# 0-1
Es
posible que, en los años 60, redujera considerablemente su
actividad; al menos, se conservan menos partidas suyas de ésa época.
Regresó a Alemania en 1872 y el día de Navidad de 1875 moría en
Berlín.
No he conseguido encontrar
los movimientos de una sola partida en la que Schulten consiguiera la
victoria. Ni una imagen del personaje. Ni el lugar y fecha de su
nacimiento... Algo parecido ocurre con casi todos los “perdedores”
hasta tal extremo que, a veces, nos preguntamos si existió de verdad
una persona que respondiera a tal nombre. Sin olvidarnos de que N.N.,
el derrotado que no tiene nombre cuando se publica la partida es,
como alguien dijo con humor, “el jugador que más veces ha
perdido”...
Queridos
lectores: Pido disculpas por si, en algún caso, os resultó
demasiado prolija mi descripción con el recuento de tantas derrotas.
Si así ocurrió, dejadme decir ahora que, habiendo tan pocos datos
sobre “nuestros invitados”, me resistía a dejar de comunicaros
todo lo
que sobre ellos había conseguido recopilar. ¡Hasta la próxima!
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