1 de agosto de 2004

Derrotas con Recargo

Julián Alonso Martín

 JAQUE 24 


En la partida de ajedrez, como bien se sabe, cada derrota que sufrimos lleva a nuestro casillero de la tabla de puntuaciones un cero rotundo, precio que obliga a pagar el Reglamento a quienes no aciertan a preservar su Rey del mortal ataque adversario. Hay derrotas, sin embargo, que dejan secuelas y parece como si su precio debiera ser pagado con recargo. Porque si todas las derrotas son amargas, hay algunas que llevan consigo una especie de plus en la sanción... Un error condujo a la pérdida de la partida. Y ahora parece que no fuera suficiente castigo el cero de nuestra puntuación: las consecuencias del error que nos hizo perder se prolongan más allá de la derrota misma.

Permitidme que me refiera en esta “crónica de sucesos” a algunos casos que llamaron mi atención, cuando tuve conocimiento de ellos, por la singularidad y “gravedad” del efecto causado por el error (o errores) cometidos en una partida.

El drama de Szabo

Muy cerca de Estocolmo, en Saltsjöbaden, se disputó entre el 15 de julio y el 15 de agosto de 1948 el primer Torneo Interzonal. Botwinnik era ya el campeón del mundo y un nuevo sistema se había implantado para seleccionar al Candidato que le disputaría el título en 1951. Los mejores jugadores del momento –con la excepción de Smyslov, Keres, Reshevsky y Euwe, participantes en La Haya- iban a competir por los puestos que daban acceso a la siguiente fase, la de Candidatos.
Antes de iniciar la ultima ronda de la competición, Bronstein y Szabo lideraban la tabla clasificatoria con idéntica puntuación; así que, en aquellos momentos, eran los únicos contendientes que podrían anotar su nombre para la historia como ganadores del primer Interzonal. El maestro húngaro parecía tenerlo más fácil pues se enfrentaba al sueco Lundin que ocupaba el último lugar de la tabla. Cuando se habían hecho 25 movimientos por cada lado, la posición que mostraba el tablero se recoge en el siguiente diagrama:


“Había comenzado a pensar –relata Szabo- sobre mi 26ª jugada, cuando un gran revuelo se produjo en la sala del torneo. Un individuo, probablemente borracho, se abalanzó sobre la mesa de Bronstein y empujó las piezas fuera del tablero. Los organizadores corrieron inmediatamente al lugar del suceso e intentaron expulsar del salón al alborotador. Fue durante este incidente cuando cometí el más serio error táctico de mi vida, cuyas consecuencias me han perseguido años enteros”.
Fuera esta u otra la causa, es lo cierto que Szabo se equivocó. Había ya jugado 26.£c7 ?... cuando el árbitro ordenó la paralización de todos los relojes hasta tanto no se restaurase el orden en la sala. Transcurrida una media hora y reanudado el juego, Lundin movió, naturalmene, 26... £xb2 . El maestro húngaro, completamente desconcertado, cometió otros errores y abandonó después del movimiento 44 de su rival.

En Saltsjöbaden, Szabo (+1998) “jugó el torneo de su vida”; pero no pudo alcanzar el primer puesto. “La última ronda dejó ver el lado trágico de su personalidad, la cual le ha perseguido en todas sus siguientes intervenciones ante el tablero”, escribieron más tarde Gligoric y Matanovic.

Los ajedrecistas sostienen, de contínuo, una dura lucha contra los propios errores; pero éstos nunca desaparecerán de su juego definitivamente. ”Los errores están esperando...” Y, cuando aparecen, un sentimiento de decepción invade al jugador poniendo en peligro sus siguientes actuaciones. Excepcionalmente, tal decepción puede llegar a ensombrecer el resto de su carrera deportiva.

Ivkov se “desinfla”

Un suceso similar al relatado, al menos en sus consecuencias, ocurrió el año 1965 al GM yugoslavo Borislav Ivkov cuando participaba en La Habana en el IV Torneo Memorial Capablanca. Iba a cumplir 32 años y estaba en la cima de su carrera. En 1951 había hecho su aparición en la escena ajedrecística proclamándose Campeón Mundial Juvenil, el primero de la historia de esta competición. Y después de participar en los más importantes torneos de todo el mundo, ahora coincidiría con un plantel de jugadores de elevadísimo nivel. Desde los primeros compases se puso a la cabeza de la competición y dos rondas antes del final llevaba un punto de ventaja a Geller y Smyslov, y dos puntos a Fischer y Jolmov. Para conseguir el primer puesto le bastaba con hacer dos tablas... Y esto no parecía muy difícil pues sus adversarios, el cubano García y el austríaco Robastsch, se contaban entre los rivales más débiles.
En la partida de la penúltima rueda, el GM yugoslavo tenía la calidad y tres peones de ventaja cuando quedaban muy pocos movimientos para alcanzar el control...
 
García - B. Ivkov
La Habana, 1965

Probablemente muy presionado por la escasez de tiempo, Ivkov cometió un terrible error: 36...d3 ?? y García no desaprovechó la oportunidad: 37.¥c3, por lo que, el conductor de las negras se vió obligado a abandonar.
Este “tropezón” causó un efecto inmediato en el ánimo del GM yugoslavo. Todavía aventajaba a Smyslov y Geller en medio punto y en un punto entero a Fischer. Robastch, su adversario de la ronda final, había perdido con él en tres ocasiones anteriores y llevaba ahora las piezas negras... Pero Ivkov no supo ( o no pudo) controlar la situación y cayó derrotado tras 58 movimientos. Su camino hacia el primer escalón del podio se cerró definitivamente. Como ocurriera a Szabo, el mejor desempeño de su carrera sólo le condujo al segundo puesto...

El desmayo de Penrose

Para disputar la XIX Olimpiada, 74 paises inscribieron sus equipos representativos. Pero la Organización no podía aceptar más que 60 y se vio obligada a rechazar a algunos que, incluso, habían ya llegado a la pequeña ciudad (60.000 habitantes, entonces) de Siegen, en la Alemania Occidental. Los participantes se dividieron en grupos de 10 equipos... En la octava ronda, el encuentro Inglaterra – Andorra del grupo 2º terminó de manera inesperada. Los británicos eran muy superiores a sus rivales y soñaban con un rotundo 4 a 0. Presionado por las circunstancias, su primer tablero, Jonathan Penrose, cometió un grave error que le produjo un profundo shock... y se desplomó sobre el tablero.
 
J. Penrose - O. Ulvestad
XIX Olimp. Siegen, 1970


El tramo final de la partida tuvo el siguiente recorrido:
45...f4 46.¦b6 ¦a5 47.¦xd6?? ¦e5 48.¦a6 ¦e4
Fue en este momento cuando Penrose sufrió el desfallecimiento. Llevado al hotel donde se alojaba el equipo, un doctor no pudo encontrar nada irregular en su estado. Sin embargo, Alexander, el capitán del conjunto inglés, decidió dar por perdida la partida. Y no volvió a alinear al titular de su primer tablero.
Lo sucedido dejó profunda huella en el ánimo de Penrose quien, a pesar de su relativa juventud (37 años) se retiró casi definitivamente de las competiciones. (Sin embargo, participa con éxito en juegos por correspondencia).

Fernández tuvo que esperar...

El Campeonato de España de 1984 se disputó en el Ayuntamiento de Gracia de la capital barcelonesa desde el 17 al 26 de septiembre. El MI Angel Martín sería el vencedor.
...”Pero el resultado más sorprendente –contaba Leontxo García- corrió a cargo del MI Tchelu Fernández que parece dominado por una extraña influencia que le impide ser campeón de España. Tras obtener 5 puntos de las 6 primeras partidas disputadas, perdió en solo 6 jugadas (¡¡) al dia siguiente. Muy afectado psicológicamente por este “accidente”, Fernández solo consiguió medio punto de las tres partidas que restaba disputar”.
Esta fue la brevísima partida:
 
J. Magem - J.L. Fernandez
Barcelona, 1984

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.d4 exd4 4.¤xd4 ¥c5 5.¤xc6 


En tal situación a Fernandez se le ocurrió la malhadada idea de
5...£h4?? ;
pero después de
6.¤d4 abandonó inmediatamente.

J.L. Fernández hubo de esperar hasta 1989 para proclamarse campeón de España en Almería.

R. Hübner y la Candidatura
El 4 de agosto de 1976 fue “un dia de horror inexplicable en el cual los Hijos de la Luz cayeron víctimas de las Fuerzas de la Oscuridad”, escribió W.G. Raines, ayudante de Robert Hübner en el Torneo Interzonal de Biel. No es para menos... La ciudad suiza había dado acogida a 20 jugadores que disputaban 2 plazas para incorporarse al próximo Torneo de Candidatos. Y en la penúltima ronda su pupilo, en cabeza de la tabla junto a Larsen, se enfrentaba al excampeón mundial, Tigran Petrossian, que todavía tenía posibilidades de clasificarse. Despues de una partida en la que el maestro alemán había superado claramente al excampeón, el juego llegó a la posición que recoge el siguiente diagrama:

R. Hübner - T. Petrossian
Interzonal. Biel, 1976
 
Cuando los "domésticos" del equipo ruso esperaban con gesto resignado el fin de la partida, ¡la Tierra tembló!. (W.G.Raines) Hübner, aunque apurado de tiempo, contaba aún con 5 minutos en su reloj y tendría que haber encontrado la variante forzada que le llevaba a la victoria. 37.£e8+ ¢g7 38.¦e7+ ¢h6 39.£f8+ ¢h5 40.¦xh7# Pero el maestro alemán debió de sufrir una especie de colapso mental, pues movió:
37.g3??
El juego siguió
37...¤xf4?!
Tampoco Petrossian está muy inspirado en su respuesta: 37...¢g7 , evitaba la variante de mate que acabamos de ver.
38.£e8+?
No se ve qué pueden hacer las negras luego de 38.gxf4 £xf4+ 39.¤g3 . Probablemente, Hübner se ha dado cuenta de su error anterior...y se siente profundamente decepcionado.
38...¢g7 39.¦e7+??
Error definitivo. Todavía ganaba 39.gxf4 ¦xh1+ (pues 39...£xd5? 40.¦e7+ ¢h6 41.£f8+ ¥g7 42.£xg7+ ¢h5 43.£xh7#) 40.¢xh1 £xd5+ 41.¢h2
39...¢h6 40.¤f2 ¥xf2
Grave error hubiera sido 40...£xd5, debido a 41.£f8+ ¢g5 42.h4+ ¢h5 43.¦xh7#
41.¦xh7+ ¢g5
y ahora las blancas se rindieron.

Por tan graves errores, Hübner pagó un precio muy alto. En la siguiente ronda no pudo pasar de las tablas con Larsen (1º en la clasificación) y tuvo que aceptar el ser adelantado por Petrossian, Tahl y Portisch. Su paso a la Candidatura se habia evaporado... Hubo de esperar tres años para volver a ser Candidato.

De análoga manera a lo que sucede a determinados jugadores que encuentran su “bestia negra” en algún irreductible –para él- adversario, hay competiciones que parecen inalcanzables para determinados jugadores por muy grande que sea su categoría. Las “relaciones” de Hübner con la Candidatura han sido siempre un tanto tormentosas y poco satisfactorias para el jugador alemán. Con 22 años, en el mes de mayo de 1971, jugó en Sevilla (yo fui testigo en directo) los cuartos de final contra Petrossian. Después de entablar las seis primeras partidas, perdió la septima al dejarse una pieza al borde del control... y abandonó el match cuando aún quedaban tres partidas sin disputar. Sus nervios no pudieron soportar la tensión de tan dura competencia.
En el Interzonal de Rio de Janeiro, finalizado en octubre de 1979, acabó en lo más alto de la tabla, empatado con Portisch y Petrossian. En las fases siguientes venció a Adorjan (+2,-1,=0) y a Portisch (+2,-0,=9). El 20.12.1980 comenzaba la Final enfrentándose a Korchnoi en Merano, al norte de Italia. Al cabo de seis partidas, Hübner aventajaba a su rival (+2,-1,=3); pero en la séptima fue víctima de un auténtico desastre. La partida había transcurrido con ventaja del alemán. El final se presentaba favorable a sus intereses...
R. Hübner - V. Korchnoi
Final Candidatos. Merano, 1980

Pero en el momento que muestra la posición del diagrama, todo su proyecto se vino abajo.
63.¢d5??
Un gravísimo e inexplicable error... Aunque no estaba presionado por el tiempo, Hübner probablemente solo consideró 63...¤f6+
63...¤e3+ 64.¢e5 y abandonó.
Su decepción y abatimiento debieron ser enormes... En la octava partida Hübner ofreció escasa resistencia y Korchnoi se adelantó en el marcador. Para entonces, el jugador alemán empezó a dar muestras evidentes de un considerable incremento en su nerviosismo. La novena y décima partidas no finalizaron en la jornada correspondiente y tuvieron que ser aplazadas en posiciones –más o menos- igualadas. En tal situación, Hübner solicitó un descanso, un receso en la disputa del match; pero antes de recibir la respuesta ya había notificado a los organizadores que abandonaba definitivamente la contienda.
Todavía hay más. El protagonista de nuestro relato vivió una experiencia insólita en el mes de abril de 1983, con motivo del match, correspondiente a los cuartos de final de Candidatos, que le enfrentó a Smyslov en Velden (Austria). Al final de las 10 partidas programadas, el resultado del encuentro (+1,-1,=8) obligaba a prolongar la pelea durante 4 nuevos encuentros. Todos ellos fueron tablas; y como los contendientes habían acordado que, en caso de empate, no aceptarían jugar blitz, se hizo necesario recurrir a la suerte para elegir al ganador. En la ruleta del Casino de Velden, el “rojo” de Smyslov dejó a Hübner apartado de la carrera...
Parece evidente que los errores sobre el tablero producen en el GM alemán un sentimiento de frustración tan grande que le incapacitan para continuar la lucha contra calificados adversarios, en desafíos siempre difíciles.


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