De los tres resultados: victoria,
derrota o empate, a los que un jugador puede desembocar tras una
partida de ajedrez es el último de ellos, o sea las tablas, el que
ofrece mayor número de posibles formas de conseguirlo. El “ahogado”
del Rey rival, la triple repetición de la posición, la realización
de 50 jugadas sin capturar pieza o mover peón, y la posición sobre
el tablero desde la que es imposible dar mate haciendo jugadas
legales (R+2C contra R, por ejemplo), son situaciones que el
Reglamento reconoce y, a la vez, decreta como tablas. Pero a este
mismo resultado de tablas, los contendientes pueden llegar...de mutuo
acuerdo. Este acuerdo requiere, para ser efectivo, determinadas
“formalidades” recogidas en el artículo 9.1. de las vigentes
Leyes del Ajedrez. Pero los comportamientos “de fondo” que están
detrás de alguno de estos acuerdos no ha parado, ni parará, de
desatar polémicas...
Por
supuesto que el Reglamento permite a los jugadores ponerse de acuerdo
para resolver en empate su enfrentamiento sobre el tablero de
ajedrez. Pero, por muy legal que resulte tal forma de proceder,
nosotros seguimos viendo en ello un procedimiento desvirtuado,
desprovisto del espíritu de lucha consustancial con la partida de
ajedrez y, en ocasiones, un “abuso” de las posibilidades que
brinda la normativa a temerosos jugadores muy remisos a la hora de
desenvainar sus espadas...
Tablas
para olvidar
Algunos sucesos de un pasado
no demasiado lejano son muy esclarecedores al respecto. En el
Campeonato del Mundo por equipos de Estudiantes celebrado en Graz
(Austria) durante
1972, en el encuentro entre Alemania y EE.UU., la partida Hübner –
Rogoff, se saldó con un solo movimiento: el alemán jugó 1.c4,
propuso tablas y el americano aceptó. (Después de un bochornoso
incidente, el árbitro castigó al germano con la pérdida del
punto). Durante el torneo de Venecia 1974, las “estrellas”
italianas del momento, Mariotti y Cosulich, protagonizaron este
“durísimo” enfrentamiento: 1.h4
a5 2.a4 h5; y...se
acordaron las tablas. En la última ronda del torneo de Luton (SE de
Inglaterra) 1975, Miles y Reuben acordaron tablas ¡sin
hacer una sola jugada!
El
comportamiento deportivo de estos jugadores que, con tanta facilidad,
firman un “pacto de no agresión” deja mucho que desear. El
“excesivo amor a
la paz”, séptimo
de los pecados capitales denunciados en su día por Tartakower, ha
contagiado a muchos GM, señalados con el dedo acusador de críticos
y aficionados. Muy llamativo resultó el comportamiento del húngaro
Istvan Bilek (nacido en 1932) quien, en un torneo de 11 jugadores
disputado en Slupsk (Polonia) 1979, tras una primera ronda en la que
quedó libre, entabló sus 10 partidas en 13, 14, 12, 14, 12, 9, 12,
13, 17 y 9 jugadas, consumiendo 5, 12, 15, 26, 7, 4, 5, 12, 18 y 5
minutos para “pensar” (¡¡??). En la década anterior, el GM
yugoslavo Trifunovic consiguió, tras varios “intentos” fallidos,
empatar todas las partidas (¡nada menos que 15!) que disputó, es un
decir, en el torneo de Leipzig 1965.
![]() |
!Jaquetazo!,
con retraso, al GM Bilek
|
El
record (¿?¡¡) del GM Bilek fue superado por su compatriota Péter
Szekely quien, participando en el Grupo 1º de los torneos que se
celebraron en La Habana como Memorial Capablanca el año 2003,
consiguió empatar las 12 partidas que disputó –es un decir-
realizando una media de 11 movimientos por partida (La más larga
duró 13 jugadas y la más corta 6).
Las
llamadas tablas “de grandes maestros” o “de salón” han
contaminado la lucha de los torneos. Entre ellas se dan los empates
debidos al mutuo respeto (tablas por “reputación”, las denomina
Andy Soltis, periodista, autor de un montón de libros y GM de EE.
UU.); pero también los que nacen de la cobardía, del miedo a
perder, a rebajar el ELO propio... Wirthenson y Kurajica se sentaron
frente a frente en Biel 1981, para hacer estos movimientos: 1.c4
e6 2.d4 d5 3.Cf3 Ab4+ 4.Ad2. Se
miraron a los ojos, se estrecharon las manos en señal de
consentimiento y firmaron las tablas. Parecidos “combates” son
tan frecuentes en los torneos actuales que hasta, en los medios
especializados, han dejado de aparecer: no tienen interés alguno, ni
son noticia. Yo mismo he presenciado en directo, sin embargo, algo
más bochornoso aún. En la última ronda de un torneo, dos
“profesionales” (?), después de acordar el empate en menos de 1
minuto de juego, se levantaron de la mesa y fueron en busca de los
organizadores para cobrar inmediatamente los premios y salir
disparados de la sala de juego.
Hace
más de 40 años, el publicista americano Irving Chernev propuso
crear un Premio Nobel de la Paz para ser otorgado a alguno de estos
pacíficos recalcitrantes. La propuesta no prosperó. Nos gustaría,
sin embargo, proponer ahora su reconsideración si bien, con una
finalidad un tanto diferente.
Tablas para recordar
Al
rememorar los anteriores sucesos (...y muchos más, semejantes) no
podemos menos de añorar
otros encuentros más atrayentes en los que, por el contrario, se
hizo brillar el resultado de tablas como lógica terminación de una
contienda ajedrecística encarnizada y bien conducida por ambos
rivales.
Hubo
tablas por final
que
a tal conclusión se llega
si
de ambas partes se juega
de
manera magistral.
Como
escribió Mariano Ezcurra Gonzalvo en su “Filosofía
del Ajedrez”. O
como anota M. Tahl en el prólogo del libro (“Tablas”)
de L. Verjovsky: “...comparando un número bastante grande de
partidas jugadas por mí aquí y allá (unas como vencedor y otras
como vencido), ocupan un lugar destacado en mi memoria los encuentros
terminados en tablas”. Pero fueron tablas con lucha, tablas para
recordar...y no las anémicas parodias a las que nos hemos referido
en los párrafos de más arriba.
La partida siguiente puede
encontrarse en muy diversas publicaciones. Es una joya que merece ser
recordada...
Hampe
- Meitner
Viena,
1872
1.e4
e5 2.¤c3 ¥c5 3.¤a4? ¥xf2+! 4.¢xf2 £h4+ 5.¢e3
Otra
alternativa hubiera sido 5.g3 £xe4 6.¤f3 £xa4 7.£e2 ¤c6 8.d4
5...£f4+
6.¢d3 d5 7.¢c3 £xe4 8.¢b3 ¤a6 9.a3
El
Rey blanco se abre la puerta de una fortaleza que sería difícil
asaltar por el adversario...
9...£xa4+!!
...pero
las negras ofrecen un sacrificio de Dama, llevándose por delante a
la única pieza desarrollada (?) del bando rival. 10.¢xa4
¤c5+ 11.¢b4
Profundos
análisis realizados a lo largo de muchos años han establecido que
la mejor continuación para ambos bandos, a partir de este momento,
era: 11.¢b5 ¤e7! 12.c4! d4 13.¢xc5! a5 14.£a4+ ¢d8 15.£xa5!
¦xa5+ 16.¢b4 con superioridad blanca. Quien lo desee puede "jugar"
con estos y otros movimientos para disfrutar, quizás, con algún
hallazgo.
11...a5+!!
¡Formidable
visión! El conductor de las negras no escatima material para alejar
al Rey adversario de su campo y adentrarlo en el propio.
12.¢xc5
¤e7!
El
Rey peregrino está encerrado en una red de mate. Afortunadamente
para él, sus huestes van a realizar los movimientos precisos para
salvarle.
13.¥b5+!
¢d8 14.¥c6 b6+ 15.¢b5 ¤xc6! 16.¢xc6
Se
amenazaba 16... ¤d4+ 17.¢a4 ¥d7#; y no es posible 16.c3 ¤d4+!; ni
tampoco 16.¢a4 , pues con la misma idea sigue 16...¤d4 17.£e2 ¥d7+
18.£b5 ¥xb5# 16...¥b7+!
17.¢b5!
Por
supuesto que si 17.¢xb7? , seguiría 17... 17...¢d7! 18.£g4+ ¢d6
y las blancas no pueden parar el mate.
17...¥a6+
18.¢c6!
Necesario.
Si 18.¢a4? , la respuesta es 18... 18...¥c4! y 19...b5 mate.
18...¥b7+ Tablas
Muchos años más tarde, en el
Campeonato Juvenil de Suiza, julio de 1956, apareció sobre uno de
los tableros la siguiente y sorprendente “repetición” de lo que
acabamos de ver:
R.
Frauenfelder - M. Gschwend
1.e4
e5 2.¥c4 ¤c6 3.£e2 ¤a5
4.¥xf7+
¢xf7 5.£h5+ ¢e6.
A
partir de aquí,
las blancas
fueron repitiendo los movimientos que hicieron las negras en la
partida anterior, y éstas respondieron como lo hiciera el Blanco
allí. 6.£f5+
¢d6 7.d4 ¢c6
8.£xe5 ¢b6 9.¤a3 a6 10.£xa5+ ¢xa5 11.¤c4+ ¢b5 12.a4+ ¢xc4
13.¤e2 ¥b4+ 14.¢d1 ¥c3 15.b3+ ¢b4 16.¤xc3 ¢xc3 17.¥b2+ ¢b4
18.¥a3+ ¢c3
...y
tablas por jaque perpetuo.
La
explicación de lo sucedido fue definitivamente descubierta por
Richard Foster que, en mayo de 1998, habló del asunto con el
mismísimo R. Frauenfelder. Este confesó que varios de los
participantes, y entre ellos Gschwend, estuvieron residiendo en la
casa de su familia, durante la celebración del torneo. Ambos habían
perdido de mala manera el día anterior y entonces decidieron
inventarse una divertida y espectacular partida para hacer tablas.
Así lo hicieron, a partir del encuentro del siglo anterior que hemos
visto primeramente. Luego, la “representaron” en la sala del
torneo.
Hace
unos años, en un torneo juvenil de los EE.UU. los espectadores se
quedaron asombrados al contemplar el desarrollo de la siguiente
partida:
1.¤c3
c5 2.e4 d6 3.¤f3 ¤f6 4.d4 cxd4 5.¤xd4 a6 6.¥g5 e6 7.f4 £b6 8.e5
£xb2 9.¥b5+ ¤fd7 10.£f3
Todos
los movimientos anteriores parecen realizados con el premeditado fin
de alcanzar esta posición... Las blancas ofrecen ahora el sacrificio
"inmortal". 10...£xa1+
11.¢f2 £xh1?
La
tentación era demasiado grande. Mejor , por supuesto, hubiera sido
11...£b2 ; pero entonces estaríamos hablando de otra cosa...
12.¤xe6!
fxe6 13.£g4 ¢f7
14.£xe6+!!
Extraordinaria
desde todos los puntos de vista pues, además de ser la mejor jugada
en este momento, resulta brillantísima como clave de la combinación
para conseguir el jaque perpetuo.
14...¢xe6
15.¥c4+ d5 16.¥xd5+ ¢f5 17.¥e4+ ¢g4
Si
17...¢e6 18.¥d5+
18.¥f3+
Tablas
El
suceso se publicó en varias revistas, con el mismo buen recibimiento
por parte de los aficionados. Sólo unos meses más tarde pudo
conocerse la verdad de lo ocurrido. Se trataba en realidad de una
partida compuesta por Emory Tate, un bromista y fuerte jugador
americano que ha sido 7 veces campeón de las Fuerzas Armadas de su
país. Los jóvenes tuvieron conocimiento de su desarrollo y,
habiendo acordado previamente el resultado de su próximo
enfrentamiento en el torneo, decidieron “representar” la partida
para dar verosimilitud al resultado que deseaban ver en el cuadro de
clasificación. Esta farsa permitió, no obstante, que muchos
aficionados conociéramos la “creación” de Emory Tate.
“Representación”
del acuerdo de tablas
.
No
es que vayamos a aplaudir desde aquí la forma de proceder de estos
jóvenes jugadores... El acuerdo previo sobre el resultado de la
partida existe como en otros casos; y ya eso, no nos gusta. Lo que
sucede es que “su representación” resulta, a primera vista al
menos, mucho más atrayente para el espectador aficionado ...
La
“copia” de partidas anteriormente jugadas no es, por otra parte,
exclusiva de los jóvenes. Creo que merece la pena fijarse en el
desarrollo de la siguiente partida y en la nota que reproducimos al
final de la misma:
G.
Sax – Y. Seirawan
Bruselas,
1988
1.e4
d6 2.d4 ¤f6 3.¤c3 g6 4.f4 ¥g7 5.¤f3 c5 6.¥b5+ ¥d7 7.e5 ¤g4
8.e6 fxe6
Durante
mucho tiempo, la TEORÏA consideraba el movimiento del texto como un
error grave. La única posibilidad aceptable era, en este momento
8...¥xb5 9.¤g5
Esta,
se pensaba, era la refutación de la continuación elegida por el
Negro. Pero, mientras se preparaba para el Interzonal de Zagreb,
Seirawan descubrió algo en el verano de 1987...
9...¥xb5
10.¤xe6
Las
complejidades de 10.¤xb5 ; o las de 10.£xg4 , no debieron
convencer demasiado al jugador húngaro.
10...¥xd4!!
La
clave de lo ideado por Seirawan 11.¤xd8
¥f2+ 12.¢d2 ¥e3+
Tablas;
el jaque perpetuo no tiene oposición.
“Esta
ha llegado a ser una de las líneas más utilizadas por aburridos
competidores que se ven obligados a jugar para cumplir un pre-acuerdo
de tablas, como lo atestiguan las 28 ocasiones que aparecen en mi
base de datos” anota Steve Giddins en “101 Chess Openings
Traps”. Muchos “copiones” de lo mismo nos parecen a
nosotros. ¿Quizás ignoraban que hay otras muchas oportunidades...?
Sugerencia
Los
Premios de Belleza están en decadencia, no por falta de donantes,
sino porque no hay mucho que premiar. Así que, dada la abundancia
de anodinas tablas y la escasez de brillantes combinaciones sobre el
tablero... acaso tuviera sorprendentes efectos crear en los torneos
un premio para la partida, real o “compuesta”, que ofreciera un
resultado de tablas más bello. Como es sabido, a lo largo del
tiempo se han producido muy brillantes partidas terminadas con ese
resultado. También muy breves encuentros que se resolvieron, por
ejemplo, con un jaque perpetuo... ¿Por qué no incentivar la
producción?
Repasando revistas del pasado
he vuelto a encontrarme con esta diminuta confrontación:
Djuric
- Brkic
Porec,
Agosto 1974
1.e4
e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6 4.¥xc6 dxc6 5.0–0 ¥g4 6.h3 h5 7.c3?
Mejor
parece 7.d3 £f6 8.¤bd2; 7.hxg4 hxg4 , y el Caballo blanco no puede
retirarse a ninguna parte pues permitiría a la Dama rival ocupar la
casilla h4 con efecto decisivo.
7...£d3
8.hxg4 hxg4
9.¤xe5
Después
de 9.¤e1? , las blancas quedarían curiosamente impotentes tras 9...
9...¦h1+
10.¢xh1 £xf1+ 11.¢h2 9...¥d6!
¡Increíble!
Pero otras jugadas dejan superioridad a las blancas.
10.¤xd3
En
caso de 10.¤xg4 ¤f6 11.¤xf6+ gxf6 y las blancas , aunque con
ventaja material, tienen que resolver las amenazas que pesan sobre su
Rey; si ahora 12.g3 ¥xg3. Así que permitieron...
10...¥h2+
, que inicia
el jaque perpetuo.
El encuentro corresponde al
Campeonato Junior de Yugoslavia de aquel año. Otra vez, los jóvenes
como protagonistas. ¿Resultado previamente acordado? ¿Partida
compuesta?. Ignoro estos extremos. Pero, en cualquier caso, se ve con
más agrado que esas brevísimas y secas tablas que, con demasiado
frecuencia, se nos ofrecen en los torneos.
He
aquí otro suceso. Korchnoy y Taimanov eran los principales favoritos
al triunfo final en el torneo de Hastings 1955-56. Para no
estropearse mutuamente las posibilidades acordaron entablar su
partida. Con tal fin, “compusieron” una secuencia de movimientos
en la que, tras un sacrificio de Caballo, las blancas obligaban a su
adversario a repetir la posición. Tablas tras 21 jugadas. Podría
ser una sugerencia: Si, para hacer tablas una partida, hay acuerdo
previo, ¡mejor representarlo, aunque sea una farsa, en forma
bella...!
Las
partidas que ofrecemos a continuación son ejemplos curiosos del
jaque perpetuo. ¿Compuestos? Yo no lo creo.... En cualquier caso se
ven con más agrado que los descarados y evidentes “acuerdos”
expuestos en la primera parte de este artículo.
El
record, en cuanto a brevedad, creo que lo ostenta este olímpico
enfrentamiento entre los representantes de Gales y Francia. Aquí se
ofrece para estímulo de quienes quieran trabajar poco y acepten
seguir nuestra sugerencia.
Nigel
Davies - Olivier Renet
Haifa,
1989
1.e4
c5 2.d3 ¤c6 3.g3 d5 4.exd5 £xd5 5.¤f3 ¤d4 6.¥g2
6...¥h3
Otra
línea es 6...¥g4 7.¤bd2 £e6+ 8.¢f1 7.¥xh3
¤xf3+ 8.¢f1 ¤d2+
Si
8...¤d4 9.¥g2; con 8...¤h4 , se llegaría a lo mismo que en la
partida: 9.¢g1 ¤f3+ 9.¢g1
¤f3+ 10.¢f1 ¤d2+ , etc
Hay
muchas más posibilidades de llegar pronto al jaque perpetuo... El
siguiente es un divertido ejemplo que debemos al GM inglés Raymond
Keene, campeón británico en 1971:
R.
Keene (simul) - D. Anderton
Birmingham,
29.04.1977
1.c4
¤f6 2.¤c3 e6 3.e4 ¥b4 4.e5 ¤g8 5.£g4 ¤e7
Otras
alternativas como 5...¥f8 ; 5...¢f8; y 5...g6 , no pierden
material, pero dejan el campo a las blancas.
6.£xg7
¤g6 7.¤e4 ¥f8
Después
de 7...¥e7 , el juego podría continuar 8.¤f6+ ¥xf6 9.exf6 ¤c6
10.h4 h5 11.¥d3 ¤ce5 12.¥c2 c5 13.f4 , con evidente superioridad
de las blancas.
8.¤f6+
¢e7 9.¤g8+ ¢e8 10.£xh8! Brillante
forma de asegurarse el jaque perpetuo: las negras no pueden evitarlo
salvo que acepten la desventaja material. 10...¤xh8
11.¤f6+ ¢e7 12.¤g8+ etc.
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