Julián Alonso Martín
JAQUE 623
Cuando
reproducimos una partida de ajedrez anteriormente disputada por
otros jugadores, podemos hacerlo impulsados por distintas
motivaciones que, simplificando, podrían ser de dos tipos: prácticas
o estéticas.
Reproducimos
partidas buscando utilidades de tipo práctico cuando queremos
descubrir ideas que puedan ser aplicadas a nuestro propio juego; o
para ver el tratamiento dado a una determinada variante de apertura;
o para “conocer” a algún posible adversario; o para otras
finalidades semejantes.
Sin
embargo, antes de reproducir un combate anterior, cabe un enfoque
bien distinto de nuestra revisión sobre el tablero: podemos
sentirnos estimulados, simplemente, por el placer estético que vamos
a obtener contemplando desde nuestra mente la obra realizada por
otros. Algo parecido a lo que sienten los melómanos cuando escuchan
una selecta partitura musical o cuando el admirador de un artista
disfruta con la visión de las obras maestras de su pintor preferido.
Ante
algunas grandiosas creaciones de los maestros del tablero, los que
hemos optado -o nos hemos visto obligados- a elegir la segunda de las
alternativas experimentamos, al reproducirlas, una sensación cercana
al placer estético. La belleza es una cualidad inseparable del juego
milenario y, contemplándola, es posible sentir el gozo estético.
Y
¿en qué consiste el gozo estético? Pues, dice E. Meumann en su
“Sistema
de Estética”,
que consiste
en
“volver a sentir y volver a entender lo que el artista ha creado”.
En consecuencia, el goce estético se asienta sobre la posibilidad
que tiene el contemplador de una obra de arte de convertir esa
contemplación en una repetición interior del trabajo imaginativo
del artista. De la misma forma, cuando reproducimos sobre el tablero
una partida de ajedrez que nos atrae por su belleza, aparece en
nosotros el deseo de introducirnos en la mente del ganador para
volver a realizar su proceso imaginativo y repetir su creación.
Nos
divertimos, nos recreamos… Pero la palabra recrear
tiene
dos acepciones… y la primera de ellas, recrear
= volver a crear,
es
la tarea que debe realizar quien reproduce una partida de ajedrez
buscando en ella el gozo estético y no una finalidad de tipo
práctico. Es más: no hay un disfrute pleno de la belleza contenida
en la partida si no se consigue, en buena medida, una re-creación
en la mente de quien ahora la contempla,
de
lo imaginado por quien fue capaz de materializar el triunfo en la
primera edición de la batalla incruenta. (“Lo que fue
originariamente creación, re-crea al gozador de arte, convirtiéndolo
transitoriamente en artista”, escribe Luis Farré en “Categorías
Estéticas”).
![]() |
Nezhmetdinov
(1912-73),
campeón
del juego de Damas
y
artista del ajedrez
|
El
de 1958 fue un año “de buena cosecha”. Sobre el tablero
escaqueado, las figuras y peones consiguieron dar forma a obras de
singular calidad, algunas de extraordinaria belleza.
En
ese año, Rashid Nezhmetdinov consiguió, probablemente, los mejores
triunfos de su carrera deportiva. En el mes de mayo, ganó por quinta
vez el Campeonato de la República Rusa, disputado en Sochi. En el
Campeonato
de
la URSS por Equipos, defendiendo el primer tablero, obtuvo mejores
resultados que Keres, Bronstein, Geller y Boleslavsky. Y, en
septiembre, compartió con Spassky el 1º/2º puesto de las
Semifinales jugadas en Rostov del Don para el XXVI Campeonato
Soviético. En la competición que he mencionado en primer lugar
consiguió, según su afirmación, “la más bella de todas mis
partidas”. El triunfo que obtuvo sobre Polugaievsky ha llegado
hasta los más alejados rincones del tablero. En su libro aparecido
en el año 2000, el GM americano Andrew Soltis la coloca en el
segundo lugar entre “Las Cien mejores partidas del siglo XX”. Sin
embargo, me atrevería a decir que sigue siendo poco conocida por los
ajedrecistas de habla española… quizás, porque tardó bastante
tiempo en salir de la URSS. Yo mismo solamente pude reproducirla
muchos años (quizás cuarenta) después de haberse jugado.
Para
argumentar lo dicho en las líneas precedentes, he vuelto a hojear
las publicaciones que conservo de aquel tiempo. No apareció en
ninguno de los ejemplares mensuales del año 1958 de “El
Ajedrez Español”, única
revista disponible por aquellas fechas en nuestro territorio. Tampoco
he podido encontrarla en los números de “Ajedrez”,
1958,
de
la editorial Sopena Argentina. Pero hay más… No lo conseguí ni
siquiera hojeando “Schach
Echo” la
revista alemana de la que poseo (heredados de mi amigo Tomás Gimeno,
+1959) todos los números, dos mensuales, desde junio a diciembre del
citado año. La primera referencia que he encontrado, en nuestro
idioma, aparece en un libro de la Colección Escaques, editorial
Martínez Roca, titulado “El
Contra-Ataque en Ajedrez” del
que es autor Jacob Damsky: en la página 72 de este interesante
librito se muestra el diagrama resultante después de la jugada 12
del Negro, así como la continuación de la partida… y la edición
española de este libro es de ¡1983!
Por
todos estos motivos, he decidido convertir esta joya del mejor
ajedrez de todos los tiempos en protagonista de mi trabajo para
JAQUE. Aquí van las jugadas de este magnífico encuentro,
acompañadas de análisis y comentarios tomados, en su mayor parte,
de los protagonistas.
Polugaievsky -
Nezhmetdinov
Sochi,
1958
[A53] 1.d4
¤f6 2.c4 d6 3.¤c3 e5 4.e4 exd4 5.£xd4 ¤c6 6.£d2 g6 7.b3 ¥g7
8.¥b2 0–0 9.¥d3 ¤g4 10.¤ge2
10...£h4!
“Las
negras, contrariando las "normas" sobre la estrategia que
debe seguirse en las aperturas, realizan una temprana excursión
con la Dama antes de completar su desarrollo. Esto, sin embargo,
obliga a las blancas a tomar decisiones inmediatas. La partida entra
ahora en una fase de endemoniadas complicaciones tácticas.”
(Nezh)
11.¤g3
“Debilitar
las casillas blancas mediante 11.g3 no gustaba a mi adversario
aunque, objetivamente, era la mejor continuación.”
(Nezh)
11...¤ge5
12.0–0
Retrasar
el enroque entrañaba gran peligro, dice Nezhmetdinov; y apoya su
comentario con estas dos variantes:
a)
12.¥c2 ¤d4! 13.¥d1 c5 14.¤d5 ¥h6 15.f4 ¥xf4 16.¤xf4 £xf4 con
un peón de ventaja y mejor posición.;
b)
12.¥e2 ¥h6! 13.£d1 f5 14.exf5 gxf5 15.¤d5 f4! 16.¤e4 ¥f5 17.¥f3
¦ae8 con muy buena posición de ataque.
12...f5
13.f3!
“El
comienzo de un profundo plan defensivo. Después de 13.f4, la jugada
13...¤g4 es ahora muy fuerte, ya que 14.h3 es imposible debido a
14...¥d4+ 15.¢h1 £xg3 16.hxg4 £h4# “(Nezh)
13...¥h6
14.£d1 f4 15.¤ge2 g5 16.¤d5 g4 17.g3!
“Esta
era la base del plan defensivo ideado por el Blanco.”
(Nezh) Las negras no hubieran podido permitir 17...g3 pues luego de
18.h3 el sacrificio 18...¥xh3 resulta definitivo.
Una
jugada que parece tranquila y que, sin embargo, consigue mantener la
fuerza del ataque. No procede 19...¤f3+ 20.¢f2 £h2+? 21.¢e3 y el
Rey blanco encuentra un buen refugio. La jugada del texto consigue
mantener el Caballo de e5
en su privilegiada situación y además deja paso a la TD para que
participe en la refriega.
20.¥c2?
Todos
los comentaristas han puesto un interrogante a esta jugada. Sin
embargo:
-
No resulta aconsejable, 20.fxe5 ya que, después de 20...¥xd5 no es posible 21.exd5 debido a 21...¥e3+ 22.¦f2 ¥xf2#; b) Tampoco da fruto, 20.¥c1 ¥xd5 21.cxd5 pues ahora 21...¤d4!! plantea serios problemas a las blancas. Por ejemplo: 22.¤xd4 (o bien: 22.fxe5 ¤f3+ 23.¦xf3 gxf3 24.£f1 f2+) 22...£xg3+ 23.¢h1 £h3+ 24.¢g1 ¤xd3;
c)
Probablemente a muy pocos se les ocurriría proponer 20.¤xc7 como
medida defensiva. Desde luego, tras 20...¥xf4 21.¦xf4 ¦xf4, las
blancas tendrán que jugar con sumo cuidado. La respuesta 22.¤xe6
daría lugar a 22...¦f3 23.¥xe5 (23.¤g5??
¦xg3+ 24.¤xg3 £xg3+ 25.¢h1 ¤xd3) 23...¤xe5
24.¥c2 y ahora 24...¦xg3+ 25.¤xg3 £xg3+ 26.¢f1 £h2 con una
posición en la que Fritz da mucha superioridad a las negras.
d)
Los analistas parecen inclinarse por 20.¥b1 como la mejor opción en
este momento . La ventaja más evidente con respecto a 20.¥c2
elegida por Polugaievsky es que, en su momento, evita la captura con
jaque, por parte de las negras, como se verá después; pero la
complejidad de las variantes que se originan harían demasiado
extensas nuestras explicaciones.
20...¦f7
21.¢f2
Según
dijo después, en este momento Polugaievsky vio la posible
combinación de su adversario pero creyó que podría encontrar una
solución...
21...£h2+
22.¢e3 ¥xd5 23.cxd5
No
sirven:
a)
23.exd5 ¦e8!; ni
b)
23.£xd5 (se comprende mejor el sentido de 20...¦f7
pues
ahora
hubiera sido jaque) 23...¤b4 24.£d2, seguido de ¥xf4+! 25.¦xf4
¦xf4 26.gxf4 (26.¤xf4
¤xc2+) 26...£h3+
27.¢f2 g3+ 28.¤xg3 £h2+ 29.¢e3 £xg3+ 30.¢e2 £f3+ 31.¢e1 ¤bd3+
32.¥xd3 ¤xd3+.
23...¤b4
24.¦h1
24...¦xf4!!
"Después
de pensar durante largo tiempo llegué a la conclusión de que mis
esperanzas se habían desvanecido y de que estaba perdiendo una
partida que daría la vuelta al mundo." (Polugaievsky)
25.¦xh2
Si
25.gxf4 ¥xf4+! 26.¤xf4 (26.¢d4
£f2+ 27.¢c3 £c5#) 26...¤xc2+
(que no sería posible si el Alfil estuviera en b1) etc.
25...¦f3+
26.¢d4 ¥g7!!
También
se ganaba con el "corrido": 26...ct5+ 27.dxc6 b5! 28.¥d3
¤exc6+ 29.¢c3 ¥g7+ 30.¢d2 ¦xd3+ 31.¢e1 ¦xd1+ 32.¦xd1 ¥xb2 .
Pero la jugada de Nezhmetdinov es mucho más elegante. Se amenaza
27... b5! y 28... Cec6 mate !
27.a4
Tampoco
hay solución para las blancas, en estas variantes:
a)
27.¥d3 ¤exd3+ 28.¢c4 ¤xb2+ 29.¢xb4 ¤xd1 30.¦xd1 ¦e8; y
b)
27.¦f2 ¦xf2 28.¢e3 ¦f3+ 29.¢d2 ¥h6+ 30.¤f4 ¦xg3.
27...c5+
28.dxc6 bxc6
Se
amenaza mate.
29.¥d3
¤exd3+ 30.¢c4 d5+ 31.exd5 cxd5+ 32.¢b5 ¦b8+ 33.¢a5 ¤c6+
Y
las
blancas abandonaron
sin esperar al definitivo enterramiento de su monarca: 34.¢a6
¤c5 mate, que habría dado la siguiente imagen.
Por
este extraordinario triunfo, el jugador de Kazan recibió el Premio
de Brillantez del Campeonato de la RSFS Rusa de aquel año. ¡Cuántas
horas habré dedicado a la reconsideración de sus alternativas…!
¡Cuántas horas de disfrute estético me habrá proporcionado!...
Muchas, desde luego.
[Event "Sochi"]
[Site "?"]
[Date "1958.??.??"]
[Round "?"]
[White "Polugaievsky"]
[Black "Nezhmetdinov"]
[Result "0-1"]
[ECO "A53"]
[PlyCount "68"]
1. d4 Nf6 2. c4 d6 3. Nc3 e5 4. e4 exd4 5. Qxd4 Nc6 6. Qd2 g6 7. b3 Bg7 8. Bb2
O-O 9. Bd3 Ng4 10. Nge2 {[#]} Qh4 $1 11. Ng3 (11. g3) 11... Nge5 12. O-O {[#]}
(12. Bc2 Nd4 $1 13. Bd1 c5 14. Nd5 Bh6 15. f4 Bxf4 16. Nxf4 Qxf4 $15) (12. Be2
Bh6 $1 13. Qd1 f5 14. exf5 gxf5 15. Nd5 f4 $1 16. Ne4 Bf5 17. Bf3 Rae8 $40)
12... f5 (12... Ng4 13. h3 Nxf2 14. Rxf2 (14. Kxf2 Bd4+ 15. Ke1 (15. Kf3 Ne5+)
15... Qxg3+) (14. Qxf2 Bd4 15. Qxd4 $3 Nxd4 16. Nd5 $1 {[#]} c5 (16... Ne6 17.
Bf6 $1) (16... Qxg3 17. Ne7+ Kg7 18. Bxd4+ f6 19. Rf3) (16... Nc6 17. Rf4 Qd8
18. Bf6 Qd7 19. Be2 h5 20. Nxh5 $1 gxh5 21. Rh4 Kh7 22. Bxh5 $18) 17. Ne2 Nxe2+
18. Bxe2 f5 19. Rf4 Qh6 20. Raf1 g5 21. Rxf5 $1 Bxf5 22. Ne7+ Kf7 23. Nxf5)
14... Qxg3) 13. f3 $1 (13. f4 Ng4 14. h3 Bd4+ 15. Kh1 Qxg3 16. hxg4 Qh4#) 13...
Bh6 14. Qd1 f4 15. Nge2 g5 16. Nd5 g4 17. g3 $1 fxg3 18. hxg3 Qh3 19. f4 Be6 $1
{[#]} (19... Nf3+ 20. Kf2 Qh2+ $2 21. Ke3) 20. Bc2 $2 (20. Bxe5 Bxd5 21. exd5)
(20. fxe5 Bxd5 21. exd5 Be3+ 22. Rf2 Bxf2#) (20. Bc1 Bxd5 21. cxd5 Nd4 $3 22.
Nxd4 (22. fxe5 Nf3+ 23. Rxf3 gxf3 24. Qf1 f2+) 22... Qxg3+ 23. Kh1 Qh3+ 24. Kg1
Nxd3) (20. Nxc7 Bxf4 21. Rxf4 Rxf4 22. Nxe6 Rf3 23. Bxe5 (23. Ng5 $4 Rxg3+ 24.
Nxg3 Qxg3+ 25. Kf1 Qh2)) (20. Bb1 $5) 20... Rf7 21. Kf2 Qh2+ 22. Ke3 Bxd5 23.
cxd5 (23. exd5 Re8 $1) (23. Qxd5 Nb4 24. Qd2 Bxf4+ $1 25. Rxf4 Rxf4 26. gxf4 (
26. Nxf4 Nxc2+) 26... Qh3+ 27. Kf2 g3+ 28. Nxg3 Qh2+ 29. Ke3 Qxg3+ 30. Ke2 Qf3+
31. Ke1 Nbd3+ 32. Bxd3 Nxd3+) 23... Nb4 24. Rh1 {[#]} Rxf4 $3 25. Rxh2 (25.
gxf4 Bxf4+ 26. Nxf4 (26. Kd4 Qf2+ 27. Kc3 Qc5#) 26... Nxc2+) 25... Rf3+ 26. Kd4
Bg7 $3 (26... c5+ 27. dxc6 b5 $1 28. Bd3 Nexc6+ 29. Kc3 Bg7+ 30. Kd2 Rxd3+ 31.
Ke1 Rxd1+ 32. Rxd1 Bxb2) 27. a4 (27. Bd3 Nexd3+ 28. Kc4 Nxb2+ 29. Kxb4 Nxd1 30.
Rxd1 Re8) (27. Rf2 Rxf2 28. Ke3 Rf3+ 29. Kd2 Bh6+ 30. Nf4 Rxg3) 27... c5+ 28.
dxc6 bxc6 29. Bd3 Nexd3+ 30. Kc4 d5+ 31. exd5 cxd5+ 32. Kb5 Rb8+ 33. Ka5 Nc6+
34. Ka6 Nc5# 0-1
Cuando reproducimos, 50 años después del suceso, una de estas joyas del tablero es difícil que nos hayamos sentido movidos por un estímulo diferente del puro placer estético. Los componentes de tipo práctico que hubiera podido tener en otro tiempo, hoy han desaparecido. Pero su belleza permanece inmarcesible…
Hace ya muchos años, cuando comprendí que el ajedrez de competición rebasaba mis posibilidades de practicarlo y tuve que buscarme un “sucedáneo” para cubrir las ansias que tenía de estar cerca de nuestro maravilloso juego, comencé –entre otras cosas- a formar mi propia colección de Premios de Belleza. Al iniciar esta tarea yo ya conocía “Le Prix de Beauté aux Echecs” la primera edición, francesa, del admirable libro de F. Le Lionnais. La colección de partidas ofrecidas no llegaba más que hasta 1950 y por eso empecé a recoger datos desde este último año. No obstante, la partida Polugaievsky-Nezmetdinov, no entró en mi cuaderno de notas ¡hasta 1998! La encontré completa en la “Antology(sic) of Chess Beauty” (ed.1996), una colección de 1640 partidas premiadas entre 1876 y 1995, seleccionadas por un equipo integrado en la Academia de Ajedrez de Kasparov en Podolsk-Moscú. Poco después pasó a formar parte de mi biblioteca un ejemplar de “Nezhmetdinov´s Best Games of Chess” y entonces pude saborearla de nuevo sazonada con los comentarios y análisis del jugador tártaro.
![]() | |
Triptico
del artista Galin Satonin
sobre
la partida entre Polugaievsky(izqda)
Y
Nezhmetdinov (dcha)
|
No
es de ayer, por tanto, que yo haya sentido interés por la belleza de
la partida. Ni son pocos los encuentros en el tablero que yo haya
reproducido para experimentar la satisfacción que consigo con la
contemplación estética del conjunto y de sus partes, como si de una
obra de arte se tratara. Por supuesto que no todas las partidas
premiadas han causado en mí, al reproducirlas, el mismo grado de
satisfacción estética… porque, claro está, unas son más bellas
que otras y porque me siento impresionado de diferente manera según
la variedad de circunstancias que siempre acompañan a lo bello
objetivamente considerado.
Mi
experiencia como Jurado de los Premios de Belleza de numerosos
Torneos “Ciudad de Sevilla” me ha permitido establecer un
procedimiento
(?) para
emitir un juicio estético respecto de las partidas que se presentan
para optar al Premio. La impresión inmediata que causa al
contemplador la partida pretendidamente bella en su conjunto es como
la chispa que enciende la formación del juicio; pero se necesita una
contemplación más sosegada, centrada en el análisis de sus partes,
de su forma y contenido, para estar en condiciones de emitir un
juicio -pudiéramos decir- responsable. La primera impresión pondrá
de manifiesto la belleza
aparente…
Fischer decía, sin embargo, que “la belleza está en los
análisis”; y es cierto que sólo profundizando en las ideas,
desmenuzando las variantes, evaluando las posiciones y, en
definitiva, analizando las alternativas de los lances que hemos visto
sobre el tablero, podremos formarnos una opinión competente del
grado de belleza alcanzado en la partida. Una belleza, esta última,
que Le Lionnais denominaba oculta,
aunque sólo fuera porque no resulta evidente en una primera y
superficial apreciación.
A
veces, para desvelar esa oculta belleza se necesitan “ayudas”.
Quiero decir que cuando la calidad y los conocimientos de quien
reproduce la partida no alcanzan para re-crear
lo
imaginado por el creador de la obra que se está examinando, se hace
preciso recurrir a medios externos para comprender (so pena de
quedarnos a medias) lo que no podemos conseguir con nuestra mente. Es
lo que yo mismo me veo obligado a hacer en muchas ocasiones. Nuestro
común amigo Fritz
es,
por supuesto, un magnífico auxiliar en estos casos. Sin embargo,
prefiero la colaboración de los humanos que la reprodujeron antes,
para saborear más satisfactoriamente esa partida que no consigo
comprender del todo: GMs o grandes comentaristas y especialmente los
protagonistas del singular suceso son mis “colaboradores”…Ellos
penetran más profundamente en los pensamientos de los contendientes
y me desvelan aspectos de la contienda que mi imaginación no puede
alcanzar.Algo
semejante me ha ocurrido al reproducir la excelente partida que
estamos considerando. Os lo explico.
Regresad, por favor, al diagrama
ofrecido anteriormente que recoge la posición después de 12.0–0.
Resulta
tentador: 12...¤g4 ya que después de 13.h3 ¤xf2 las negras habrán
ganado material, como se ve en estas dos sencillas variantes:
-14.¦xf2
.£xg3;-14.¢xf2
¥d4+ 15.¢e1 (15.¢f3
¤e5+)
15...£xg3+;y
parece claro que:
-14.£xf2
no entraría en los cálculos de nadie pues recibe una contundente
réplica con 14... ¥d4.
“Pero
-dice Nezh- si la posición se estudia más cuidadosamente se puede
llegar a la conclusión de que las cosas no son tan sencillas como
parecen a primera vista. Después de
12...¤g4
13.h3 ¤xf2 14.£xf2 ¥d4las
Blancas podrían ofrecer un inesperado sacrificio de Dama por dos
piezas menores:
15.£xd4!!
(Confieso
que esto no se me hubiera ocurrido ni por asomo. JA)15...¤xd4
16.¤d5!La
posición resultante bien merece un diagrama:
Aquí
no valen las acostumbradas evaluaciones basadas en el material; las
posibilidades específicas de la posición tienen mayor importancia.
A pesar de la sólida ventaja material de las negras, la posición de
las blancas no es peor de ninguna manera y, psicológicamente, el
cambio radical de los acontecimientos, juega a su favor. A
continuación se ofrecen varias líneas que confirman esta opinión:
a)
16...¤e6
17.¥f6! y gana.
b)
16...£xg3 17.¤e7+ ¢g7 18.¥xd4+ f6
19.¦f3
etc..;
c)
Incluso, después de la mejor jugada
:
16...c5 17.¤e2 ¤xe2+ 18.¥xe2 f5
19.¦f4
£h6 20.¦af1 g5, el Blanco
tiene
muy buenas perspectivas. Por
ejemplo:
21.¦xf5! ¥xf5 22.¤e7+ ¢f7
23.¤xf5..
d)
16...¤c6 17.¦f4 £d8 18.¥f6 £d7
19.¥e2
h5 20.¤xh5! gxh5 21.¦h4
¢h7
22.¥xh5 y
gana..
Es
por esto que yo elegí otro camino para luchar por la iniciativa.”
Damsky
en su “Chess
brilliancy” (que
recomiendo a quienes disfrutan reproduciendo las hermosas partidas
del pasado) viene a decirnos, más o menos, que este sacrificio había
sido previsto por Polugaievsky como una solución radical a sus
problemas defensivos… !!!
![]() |
Polugaievsky
(1934-95) presintió
que
su derrota daría la vuelta al mundo.
|
*
* *
Os
supongo de acuerdo conmigo si afirmo que con estas revelaciones se
incrementa la riqueza de una partida que ya la poseía en abundancia.
Riqueza que se habría perdido para el aficionado si otro jugador con
mayor conocimiento no le hubiera ayudado a apreciarla.
Vivimos
en un mundo competitivo hasta el extremo en todos los órdenes de la
vida. El ajedrez es un juego; pero aún así no escapa al influjo de
los comportamientos sociales del momento. El triunfo es lo que
importa. Hay que mantener o mejorar el ELO por encima de todo. Esto
lleva a una especie de juego en el que para nada entra a ser
considerada orientación alguna de tipo estético. Y poco podemos
reprocharle a los jugadores por su postura pues esta es, lo
comprendemos, la que produce utilidad, la que permite mantenerse en
la lucha por estar entre los que serán invitados a la próxima
competición. (“Compito, luego existo”). Una postura congruente,
sin duda, con los tiempos y la situación; pero, acaso también,
abocada a un decepcionante final.
Hace
un par de décadas escribía Matanovic: “Los jugadores de ajedrez
viven de los errores (de
los demás)
y por ellos mueren (ellos
mismos);
por lo que se hace difícil convencerlos de que lo
hermoso vale más que lo correcto”.
Por
el contrario… A los que no estamos interesados, como objetivo
prioritario, en el triunfo sobre el adversario y buscamos en el
ajedrez otro tipo de satisfacciones,