1 de julio de 2007

Belleza del 58



Julián Alonso Martín

JAQUE 623

Cuando reproducimos una partida de ajedrez anteriormente disputada por otros jugadores, podemos hacerlo impulsados por distintas motivaciones que, simplificando, podrían ser de dos tipos: prácticas o estéticas.


Reproducimos partidas buscando utilidades de tipo práctico cuando queremos descubrir ideas que puedan ser aplicadas a nuestro propio juego; o para ver el tratamiento dado a una determinada variante de apertura; o para “conocer” a algún posible adversario; o para otras finalidades semejantes.

Sin embargo, antes de reproducir un combate anterior, cabe un enfoque bien distinto de nuestra revisión sobre el tablero: podemos sentirnos estimulados, simplemente, por el placer estético que vamos a obtener contemplando desde nuestra mente la obra realizada por otros. Algo parecido a lo que sienten los melómanos cuando escuchan una selecta partitura musical o cuando el admirador de un artista disfruta con la visión de las obras maestras de su pintor preferido.
Ante algunas grandiosas creaciones de los maestros del tablero, los que hemos optado -o nos hemos visto obligados- a elegir la segunda de las alternativas experimentamos, al reproducirlas, una sensación cercana al placer estético. La belleza es una cualidad inseparable del juego milenario y, contemplándola, es posible sentir el gozo estético.
Y ¿en qué consiste el gozo estético? Pues, dice E. Meumann en su “Sistema de Estética”, que consiste en “volver a sentir y volver a entender lo que el artista ha creado”. En consecuencia, el goce estético se asienta sobre la posibilidad que tiene el contemplador de una obra de arte de convertir esa contemplación en una repetición interior del trabajo imaginativo del artista. De la misma forma, cuando reproducimos sobre el tablero una partida de ajedrez que nos atrae por su belleza, aparece en nosotros el deseo de introducirnos en la mente del ganador para volver a realizar su proceso imaginativo y repetir su creación.
Nos divertimos, nos recreamos… Pero la palabra recrear tiene dos acepciones… y la primera de ellas, recrear = volver a crear, es la tarea que debe realizar quien reproduce una partida de ajedrez buscando en ella el gozo estético y no una finalidad de tipo práctico. Es más: no hay un disfrute pleno de la belleza contenida en la partida si no se consigue, en buena medida, una re-creación en la mente de quien ahora la contempla, de lo imaginado por quien fue capaz de materializar el triunfo en la primera edición de la batalla incruenta. (“Lo que fue originariamente creación, re-crea al gozador de arte, convirtiéndolo transitoriamente en artista”, escribe Luis Farré en “Categorías Estéticas”).


Nezhmetdinov (1912-73),
campeón del juego de Damas
y artista del ajedrez




El de 1958 fue un año “de buena cosecha”. Sobre el tablero escaqueado, las figuras y peones consiguieron dar forma a obras de singular calidad, algunas de extraordinaria belleza.
En ese año, Rashid Nezhmetdinov consiguió, probablemente, los mejores triunfos de su carrera deportiva. En el mes de mayo, ganó por quinta vez el Campeonato de la República Rusa, disputado en Sochi. En el Campeonato
de la URSS por Equipos, defendiendo el primer tablero, obtuvo mejores resultados que Keres, Bronstein, Geller y Boleslavsky. Y, en septiembre, compartió con Spassky el 1º/2º puesto de las Semifinales jugadas en Rostov del Don para el XXVI Campeonato Soviético. En la competición que he mencionado en primer lugar consiguió, según su afirmación, “la más bella de todas mis partidas”. El triunfo que obtuvo sobre Polugaievsky ha llegado hasta los más alejados rincones del tablero. En su libro aparecido en el año 2000, el GM americano Andrew Soltis la coloca en el segundo lugar entre “Las Cien mejores partidas del siglo XX”. Sin embargo, me atrevería a decir que sigue siendo poco conocida por los ajedrecistas de habla española… quizás, porque tardó bastante tiempo en salir de la URSS. Yo mismo solamente pude reproducirla muchos años (quizás cuarenta) después de haberse jugado.
Para argumentar lo dicho en las líneas precedentes, he vuelto a hojear las publicaciones que conservo de aquel tiempo. No apareció en ninguno de los ejemplares mensuales del año 1958 de “El Ajedrez Español”, única revista disponible por aquellas fechas en nuestro territorio. Tampoco he podido encontrarla en los números de “Ajedrez”, 1958, de la editorial Sopena Argentina. Pero hay más… No lo conseguí ni siquiera hojeando “Schach Echo” la revista alemana de la que poseo (heredados de mi amigo Tomás Gimeno, +1959) todos los números, dos mensuales, desde junio a diciembre del citado año. La primera referencia que he encontrado, en nuestro idioma, aparece en un libro de la Colección Escaques, editorial Martínez Roca, titulado “El Contra-Ataque en Ajedrez” del que es autor Jacob Damsky: en la página 72 de este interesante librito se muestra el diagrama resultante después de la jugada 12 del Negro, así como la continuación de la partida… y la edición española de este libro es de ¡1983!
Por todos estos motivos, he decidido convertir esta joya del mejor ajedrez de todos los tiempos en protagonista de mi trabajo para JAQUE. Aquí van las jugadas de este magnífico encuentro, acompañadas de análisis y comentarios tomados, en su mayor parte, de los protagonistas. 

Polugaievsky - Nezhmetdinov
Sochi, 1958
[A53] 1.d4 ¤f6 2.c4 d6 3.¤c3 e5 4.e4 exd4 5.£xd4 ¤c6 6.£d2 g6 7.b3 ¥g7 8.¥b2 0–0 9.¥d3 ¤g4 10.¤ge2

10...£h4!
Las negras, contrariando las "normas" sobre la estrategia que debe seguirse en las aperturas, realizan una temprana excursión con la Dama antes de completar su desarrollo. Esto, sin embargo, obliga a las blancas a tomar decisiones inmediatas. La partida entra ahora en una fase de endemoniadas complicaciones tácticas. (Nezh)
11.¤g3
Debilitar las casillas blancas mediante 11.g3 no gustaba a mi adversario aunque, objetivamente, era la mejor continuación. (Nezh)
11...¤ge5 12.0–0
 
Retrasar el enroque entrañaba gran peligro, dice Nezhmetdinov; y apoya su comentario con estas dos variantes:
a) 12.¥c2 ¤d4! 13.¥d1 c5 14.¤d5 ¥h6 15.f4 ¥xf4 16.¤xf4 £xf4 con un peón de ventaja y mejor posición.;
b) 12.¥e2 ¥h6! 13.£d1 f5 14.exf5 gxf5 15.¤d5 f4! 16.¤e4 ¥f5 17.¥f3 ¦ae8 con muy buena posición de ataque. 

12...f5 13.f3!
El comienzo de un profundo plan defensivo. Después de 13.f4, la jugada 13...¤g4 es ahora muy fuerte, ya que 14.h3 es imposible debido a 14...¥d4+ 15.¢h1 £xg3 16.hxg4 £h4# (Nezh) 
 
13...¥h6 14.£d1 f4 15.¤ge2 g5 16.¤d5 g4 17.g3!
Esta era la base del plan defensivo ideado por el Blanco. (Nezh) Las negras no hubieran podido permitir 17...g3 pues luego de 18.h3 el sacrificio 18...¥xh3 resulta definitivo. 
 
17...fxg3 18.hxg3 £h3 19.f4 ¥e6! 

 
Una jugada que parece tranquila y que, sin embargo, consigue mantener la fuerza del ataque. No procede 19...¤f3+ 20.¢f2 £h2+? 21.¢e3 y el Rey blanco encuentra un buen refugio. La jugada del texto consigue mantener el Caballo de e5 en su privilegiada situación y además deja paso a la TD para que participe en la refriega.


20.¥c2?
Todos los comentaristas han puesto un interrogante a esta jugada. Sin embargo:
  1. No resulta aconsejable, 20.fxe5 ya que, después de 20...¥xd5 no es posible 21.exd5 debido a 21...¥e3+ 22.¦f2 ¥xf2#; b) Tampoco da fruto, 20.¥c1 ¥xd5 21.cxd5 pues ahora 21...¤d4!! plantea serios problemas a las blancas. Por ejemplo: 22.¤xd4 (o bien: 22.fxe5 ¤f3+ 23.¦xf3 gxf3 24.£f1 f2+) 22...£xg3+ 23.¢h1 £h3+ 24.¢g1 ¤xd3;
c) Probablemente a muy pocos se les ocurriría proponer 20.¤xc7 como medida defensiva. Desde luego, tras 20...¥xf4 21.¦xf4 ¦xf4, las blancas tendrán que jugar con sumo cuidado. La respuesta 22.¤xe6 daría lugar a 22...¦f3 23.¥xe5 (23.¤g5?? ¦xg3+ 24.¤xg3 £xg3+ 25.¢h1 ¤xd3) 23...¤xe5 24.¥c2 y ahora 24...¦xg3+ 25.¤xg3 £xg3+ 26.¢f1 £h2 con una posición en la que Fritz da mucha superioridad a las negras.
d) Los analistas parecen inclinarse por 20.¥b1 como la mejor opción en este momento . La ventaja más evidente con respecto a 20.¥c2 elegida por Polugaievsky es que, en su momento, evita la captura con jaque, por parte de las negras, como se verá después; pero la complejidad de las variantes que se originan harían demasiado extensas nuestras explicaciones.
20...¦f7 21.¢f2
Según dijo después, en este momento Polugaievsky vio la posible combinación de su adversario pero creyó que podría encontrar una solución...
21...£h2+ 22.¢e3 ¥xd5 23.cxd5
No sirven:
a) 23.exd5 ¦e8!; ni
b) 23.£xd5 (se comprende mejor el sentido de 20...¦f7 pues ahora hubiera sido jaque) 23...¤b4 24.£d2, seguido de ¥xf4+! 25.¦xf4 ¦xf4 26.gxf4 (26.¤xf4 ¤xc2+) 26...£h3+ 27.¢f2 g3+ 28.¤xg3 £h2+ 29.¢e3 £xg3+ 30.¢e2 £f3+ 31.¢e1 ¤bd3+ 32.¥xd3 ¤xd3+.
23...¤b4 24.¦h1

24...¦xf4!!
"Después de pensar durante largo tiempo llegué a la conclusión de que mis esperanzas se habían desvanecido y de que estaba perdiendo una partida que daría la vuelta al mundo." (Polugaievsky)
25.¦xh2
Si 25.gxf4 ¥xf4+! 26.¤xf4 (26.¢d4 £f2+ 27.¢c3 £c5#) 26...¤xc2+ (que no sería posible si el Alfil estuviera en b1) etc.
25...¦f3+ 26.¢d4 ¥g7!!
También se ganaba con el "corrido": 26...ct5+ 27.dxc6 b5! 28.¥d3 ¤exc6+ 29.¢c3 ¥g7+ 30.¢d2 ¦xd3+ 31.¢e1 ¦xd1+ 32.¦xd1 ¥xb2 . Pero la jugada de Nezhmetdinov es mucho más elegante. Se amenaza 27... b5! y 28... Cec6 mate !
27.a4
Tampoco hay solución para las blancas, en estas variantes:
a) 27.¥d3 ¤exd3+ 28.¢c4 ¤xb2+ 29.¢xb4 ¤xd1 30.¦xd1 ¦e8; y
b) 27.¦f2 ¦xf2 28.¢e3 ¦f3+ 29.¢d2 ¥h6+ 30.¤f4 ¦xg3. 
 
27...c5+ 28.dxc6 bxc6
Se amenaza mate.
29.¥d3 ¤exd3+ 30.¢c4 d5+ 31.exd5 cxd5+ 32.¢b5 ¦b8+ 33.¢a5 ¤c6+

Y las blancas abandonaron sin esperar al definitivo enterramiento de su monarca: 34.¢a6 ¤c5 mate, que habría dado la siguiente imagen.






Por este extraordinario triunfo, el jugador de Kazan recibió el Premio de Brillantez del Campeonato de la RSFS Rusa de aquel año. ¡Cuántas horas habré dedicado a la reconsideración de sus alternativas…! ¡Cuántas horas de disfrute estético me habrá proporcionado!... Muchas, desde luego. 

 
[Event "Sochi"] [Site "?"] [Date "1958.??.??"] [Round "?"] [White "Polugaievsky"] [Black "Nezhmetdinov"] [Result "0-1"] [ECO "A53"] [PlyCount "68"] 1. d4 Nf6 2. c4 d6 3. Nc3 e5 4. e4 exd4 5. Qxd4 Nc6 6. Qd2 g6 7. b3 Bg7 8. Bb2 O-O 9. Bd3 Ng4 10. Nge2 {[#]} Qh4 $1 11. Ng3 (11. g3) 11... Nge5 12. O-O {[#]} (12. Bc2 Nd4 $1 13. Bd1 c5 14. Nd5 Bh6 15. f4 Bxf4 16. Nxf4 Qxf4 $15) (12. Be2 Bh6 $1 13. Qd1 f5 14. exf5 gxf5 15. Nd5 f4 $1 16. Ne4 Bf5 17. Bf3 Rae8 $40) 12... f5 (12... Ng4 13. h3 Nxf2 14. Rxf2 (14. Kxf2 Bd4+ 15. Ke1 (15. Kf3 Ne5+) 15... Qxg3+) (14. Qxf2 Bd4 15. Qxd4 $3 Nxd4 16. Nd5 $1 {[#]} c5 (16... Ne6 17. Bf6 $1) (16... Qxg3 17. Ne7+ Kg7 18. Bxd4+ f6 19. Rf3) (16... Nc6 17. Rf4 Qd8 18. Bf6 Qd7 19. Be2 h5 20. Nxh5 $1 gxh5 21. Rh4 Kh7 22. Bxh5 $18) 17. Ne2 Nxe2+ 18. Bxe2 f5 19. Rf4 Qh6 20. Raf1 g5 21. Rxf5 $1 Bxf5 22. Ne7+ Kf7 23. Nxf5) 14... Qxg3) 13. f3 $1 (13. f4 Ng4 14. h3 Bd4+ 15. Kh1 Qxg3 16. hxg4 Qh4#) 13... Bh6 14. Qd1 f4 15. Nge2 g5 16. Nd5 g4 17. g3 $1 fxg3 18. hxg3 Qh3 19. f4 Be6 $1 {[#]} (19... Nf3+ 20. Kf2 Qh2+ $2 21. Ke3) 20. Bc2 $2 (20. Bxe5 Bxd5 21. exd5) (20. fxe5 Bxd5 21. exd5 Be3+ 22. Rf2 Bxf2#) (20. Bc1 Bxd5 21. cxd5 Nd4 $3 22. Nxd4 (22. fxe5 Nf3+ 23. Rxf3 gxf3 24. Qf1 f2+) 22... Qxg3+ 23. Kh1 Qh3+ 24. Kg1 Nxd3) (20. Nxc7 Bxf4 21. Rxf4 Rxf4 22. Nxe6 Rf3 23. Bxe5 (23. Ng5 $4 Rxg3+ 24. Nxg3 Qxg3+ 25. Kf1 Qh2)) (20. Bb1 $5) 20... Rf7 21. Kf2 Qh2+ 22. Ke3 Bxd5 23. cxd5 (23. exd5 Re8 $1) (23. Qxd5 Nb4 24. Qd2 Bxf4+ $1 25. Rxf4 Rxf4 26. gxf4 ( 26. Nxf4 Nxc2+) 26... Qh3+ 27. Kf2 g3+ 28. Nxg3 Qh2+ 29. Ke3 Qxg3+ 30. Ke2 Qf3+ 31. Ke1 Nbd3+ 32. Bxd3 Nxd3+) 23... Nb4 24. Rh1 {[#]} Rxf4 $3 25. Rxh2 (25. gxf4 Bxf4+ 26. Nxf4 (26. Kd4 Qf2+ 27. Kc3 Qc5#) 26... Nxc2+) 25... Rf3+ 26. Kd4 Bg7 $3 (26... c5+ 27. dxc6 b5 $1 28. Bd3 Nexc6+ 29. Kc3 Bg7+ 30. Kd2 Rxd3+ 31. Ke1 Rxd1+ 32. Rxd1 Bxb2) 27. a4 (27. Bd3 Nexd3+ 28. Kc4 Nxb2+ 29. Kxb4 Nxd1 30. Rxd1 Re8) (27. Rf2 Rxf2 28. Ke3 Rf3+ 29. Kd2 Bh6+ 30. Nf4 Rxg3) 27... c5+ 28. dxc6 bxc6 29. Bd3 Nexd3+ 30. Kc4 d5+ 31. exd5 cxd5+ 32. Kb5 Rb8+ 33. Ka5 Nc6+ 34. Ka6 Nc5# 0-1


Cuando reproducimos, 50 años después del suceso, una de estas joyas del tablero es difícil que nos hayamos sentido movidos por un estímulo diferente del puro placer estético. Los componentes de tipo práctico que hubiera podido tener en otro tiempo, hoy han desaparecido. Pero su belleza permanece inmarcesible…


Hace ya muchos años, cuando comprendí que el ajedrez de competición rebasaba mis posibilidades de practicarlo y tuve que buscarme un “sucedáneo” para cubrir las ansias que tenía de estar cerca de nuestro maravilloso juego, comencé –entre otras cosas- a formar mi propia colección de Premios de Belleza. Al iniciar esta tarea yo ya conocía “Le Prix de Beauté aux Echecs” la primera edición, francesa, del admirable libro de F. Le Lionnais. La colección de partidas ofrecidas no llegaba más que hasta 1950 y por eso empecé a recoger datos desde este último año. No obstante, la partida Polugaievsky-Nezmetdinov, no entró en mi cuaderno de notas ¡hasta 1998! La encontré completa en la Antology(sic) of Chess Beauty” (ed.1996), una colección de 1640 partidas premiadas entre 1876 y 1995, seleccionadas por un equipo integrado en la Academia de Ajedrez de Kasparov en Podolsk-Moscú. Poco después pasó a formar parte de mi biblioteca un ejemplar de “Nezhmetdinov´s Best Games of Chess” y entonces pude saborearla de nuevo sazonada con los comentarios y análisis del jugador tártaro.


Triptico del artista Galin Satonin
sobre la partida entre Polugaievsky(izqda)
Y Nezhmetdinov (dcha)

 

No es de ayer, por tanto, que yo haya sentido interés por la belleza de la partida. Ni son pocos los encuentros en el tablero que yo haya reproducido para experimentar la satisfacción que consigo con la contemplación estética del conjunto y de sus partes, como si de una obra de arte se tratara. Por supuesto que no todas las partidas premiadas han causado en mí, al reproducirlas, el mismo grado de satisfacción estética… porque, claro está, unas son más bellas que otras y porque me siento impresionado de diferente manera según la variedad de circunstancias que siempre acompañan a lo bello objetivamente considerado.
Mi experiencia como Jurado de los Premios de Belleza de numerosos Torneos “Ciudad de Sevilla” me ha permitido establecer un procedimiento (?) para emitir un juicio estético respecto de las partidas que se presentan para optar al Premio. La impresión inmediata que causa al contemplador la partida pretendidamente bella en su conjunto es como la chispa que enciende la formación del juicio; pero se necesita una contemplación más sosegada, centrada en el análisis de sus partes, de su forma y contenido, para estar en condiciones de emitir un juicio -pudiéramos decir- responsable. La primera impresión pondrá de manifiesto la belleza aparente… Fischer decía, sin embargo, que “la belleza está en los análisis”; y es cierto que sólo profundizando en las ideas, desmenuzando las variantes, evaluando las posiciones y, en definitiva, analizando las alternativas de los lances que hemos visto sobre el tablero, podremos formarnos una opinión competente del grado de belleza alcanzado en la partida. Una belleza, esta última, que Le Lionnais denominaba oculta, aunque sólo fuera porque no resulta evidente en una primera y superficial apreciación.


A veces, para desvelar esa oculta belleza se necesitan “ayudas”. Quiero decir que cuando la calidad y los conocimientos de quien reproduce la partida no alcanzan para re-crear lo imaginado por el creador de la obra que se está examinando, se hace preciso recurrir a medios externos para comprender (so pena de quedarnos a medias) lo que no podemos conseguir con nuestra mente. Es lo que yo mismo me veo obligado a hacer en muchas ocasiones. Nuestro común amigo Fritz es, por supuesto, un magnífico auxiliar en estos casos. Sin embargo, prefiero la colaboración de los humanos que la reprodujeron antes, para saborear más satisfactoriamente esa partida que no consigo comprender del todo: GMs o grandes comentaristas y especialmente los protagonistas del singular suceso son mis “colaboradores”…Ellos penetran más profundamente en los pensamientos de los contendientes y me desvelan aspectos de la contienda que mi imaginación no puede alcanzar.Algo semejante me ha ocurrido al reproducir la excelente partida que estamos considerando. Os lo explico.

 Regresad, por favor, al diagrama ofrecido anteriormente que recoge la posición después de 12.0–0.
Resulta tentador: 12...¤g4 ya que después de 13.h3 ¤xf2 las negras habrán ganado material, como se ve en estas dos sencillas variantes:
-14.¦xf2 .£xg3;-14.¢xf2 ¥d4+ 15.¢e1 (15.¢f3 ¤e5+)
15...£xg3+;y parece claro que:
-14.£xf2 no entraría en los cálculos de nadie pues recibe una contundente réplica con 14... ¥d4.
Pero -dice Nezh- si la posición se estudia más cuidadosamente se puede llegar a la conclusión de que las cosas no son tan sencillas como parecen a primera vista. Después de
12...¤g4 13.h3 ¤xf2 14.£xf2 ¥d4las Blancas podrían ofrecer un inesperado sacrificio de Dama por dos piezas menores:
15.£xd4!!
(Confieso que esto no se me hubiera ocurrido ni por asomo. JA)15...¤xd4 16.¤d5!La posición resultante bien merece un diagrama:



Aquí no valen las acostumbradas evaluaciones basadas en el material; las posibilidades específicas de la posición tienen mayor importancia. A pesar de la sólida ventaja material de las negras, la posición de las blancas no es peor de ninguna manera y, psicológicamente, el cambio radical de los acontecimientos, juega a su favor. A continuación se ofrecen varias líneas que confirman esta opinión:
a) 16...¤e6 17.¥f6! y gana.
b) 16...£xg3 17.¤e7+ ¢g7 18.¥xd4+ f6
19.¦f3 etc..;
c) Incluso, después de la mejor jugada
: 16...c5 17.¤e2 ¤xe2+ 18.¥xe2 f5
19.¦f4 £h6 20.¦af1 g5, el Blanco
tiene muy buenas perspectivas. Por
ejemplo: 21.¦xf5! ¥xf5 22.¤e7+ ¢f7
23.¤xf5..
d) 16...¤c6 17.¦f4 £d8 18.¥f6 £d7
19.¥e2 h5 20.¤xh5! gxh5 21.¦h4
¢h7 22.¥xh5 y gana..
Es por esto que yo elegí otro camino para luchar por la iniciativa.

Damsky en su “Chess brilliancy” (que recomiendo a quienes disfrutan reproduciendo las hermosas partidas del pasado) viene a decirnos, más o menos, que este sacrificio había sido previsto por Polugaievsky como una solución radical a sus problemas defensivos… !!!

Polugaievsky (1934-95) presintió
que su derrota daría la vuelta al mundo.

* * *
Os supongo de acuerdo conmigo si afirmo que con estas revelaciones se incrementa la riqueza de una partida que ya la poseía en abundancia. Riqueza que se habría perdido para el aficionado si otro jugador con mayor conocimiento no le hubiera ayudado a apreciarla.
Vivimos en un mundo competitivo hasta el extremo en todos los órdenes de la vida. El ajedrez es un juego; pero aún así no escapa al influjo de los comportamientos sociales del momento. El triunfo es lo que importa. Hay que mantener o mejorar el ELO por encima de todo. Esto lleva a una especie de juego en el que para nada entra a ser considerada orientación alguna de tipo estético. Y poco podemos reprocharle a los jugadores por su postura pues esta es, lo comprendemos, la que produce utilidad, la que permite mantenerse en la lucha por estar entre los que serán invitados a la próxima competición. (“Compito, luego existo”). Una postura congruente, sin duda, con los tiempos y la situación; pero, acaso también, abocada a un decepcionante final.

Hace un par de décadas escribía Matanovic: “Los jugadores de ajedrez viven de los errores (de los demás) y por ellos mueren (ellos mismos); por lo que se hace difícil convencerlos de que lo hermoso vale más que lo correcto”.

Por el contrario… A los que no estamos interesados, como objetivo prioritario, en el triunfo sobre el adversario y buscamos en el ajedrez otro tipo de satisfacciones,
¡SIEMPRE NOS QUEDARÁ LA BELLEZA!

Caissa, diosa y musa del ajedrez